Como el mar se agita
y lanza olas que se estrellan en la playa,
y vuelven atrás sumisas,
como arrepentidas,
y se arraciman en la siguiente,
y se hace espuma o nácar
pero hábil amazona de la próxima.
Como uncido a ese mismo frenesí,
atado a ti y sin remedio,
y sin el deseo de otra alternativa
que no sea vincularme a ti
sin perspectiva ni remedio,
sin vislumbrar el horizonte,
sin deseos de conocer el fin último
sino sentirme inmerso en la secuencia
de este vivir, que es morir…
Uncido a ti sin solución ni remedio.
De momento vivamos, ya nos llegará la hora y siempre hay soluciones, algunas dolorosas.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hace falta salir al encuentro, Emilio, ya vendrá ella sola.
EliminarUn abrazo.
Tarde o tempranos, todos vamos a emprender el camino. Mientras tanto , hay que dejar buenas huellas, para que puedan seguirlas, los que vienen detrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me parece muy buena tu idea, Antonia, dejar buena huella es lo mejor que podemos hacer.
EliminarUn abrazo.
Que bonita comparación ese sentimiento tuyo de amor con las olas del mar. Saludos
ResponderEliminarTe lo agradezco mucho, Charo. Gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
"Ese vivir que es morir"
ResponderEliminarBuena frase
Besos
Muchas gracias. Y también por empeñarte y conseguir poder comentar en mi blog. Yo estuve sin usarlo algo más de un año y me ha costado un poco adaptarme.
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