Era un prado de un verde muy intenso, cruzado por un pequeño riachuelo; hierba abundante y de vez en cuando unos manzanos que ofrecían sombra y fruto al caminante. Cierto día pastaban la oveja y la cabra por ese entorno y de repente se toparon con una mula baya cuando se acercaban a beber al arroyo. La mula, que era bastante escrupulosa, dio un respingo al sentirse acompañada, y la oveja y la cabra tomaron prudente distancia; con el ímpetu se enturbió el agua y esperó la mula para beber hasta que el agua volvió a ser cristalina, y lo hizo hasta saciarse; la cabra y la oveja se fueron acercando prudentemente hasta el lugar: aquello fue el comienzo de una bonita amistad.
Retozaban las tres por el prado mientras se alimentaban segando hierbas y ramoneando los arbustos, hasta que aquella mañana observaron alarmadas cómo la alfombra verde estaba hollada y presentaba un reguero de calvas inexplicables; sintieron curiosidad y se dejaron guiar por las huellas y más tarde por unos ronquidos extraños. Tras un grupo de manzanos, allí estaba el jabalí que había hozado y seguía haciéndolo como si llevara por colmillos dos arados romanos; al notar la presencia, el jabalí quiso intimidarles como marcando su territorio, pero en una mala maniobra le dio la mula una coz tan certera que le abrió una brecha de sangre en la cabeza que poco después le llevó a los últimos estertores. ¿Qué hacemos?, se preguntaron unas a otras. Fue entonces cuando tras mucho discutir acordaron dividirse el cerdo y cargar cada una con su parte para su establo o redil. Cuando ya maquinaban cómo descuartizarlo, cayeron en la cuenta de que eran vegetarianas y siguieron pastando, con bastante disimulo, como si nada hubiera sucedido.
bueno, bueno, Francisco, la moraleja deja patidifuso al personal. Me gustaría saber en quién pensabas cuando escribías éste post. Un beso
ResponderEliminarInteresante historia, cualquier similitud con los seres humanos será pura casualidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo que cuentas no es propio de la condición humana. Muchas veces, el hombre, ni come ni deja comer.
ResponderEliminarSaludos
Ay el trabajo que se hubieran ahorrado si se hubieran dado cuenta antes!
ResponderEliminarUna fabula encantadora, monsieur.
Feliz dia
Bisous
Cuánto tiempo y energía derrochados por no perder algunos minutos en pensar.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Moraleja: uno no debe meterse nunca con las mujeres. Seguro que pierde. Jejeje. Es broma.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Cuán importante es una pausada reflexión a tiempo, antes de precipitarnos!
ResponderEliminarLos humanos somos como ellas, agredimos víctimas de nuestros propios miedos.
ResponderEliminarSomos cobardes.
Besos.
¡Qué bien! ¡Tengo los lectores que no merezco! Por eso no es necesario que sea explícito para que ellos lean en las palabras no dichas las claves interpretativas: cualquier similitud con los humanos no es pura casualidad, porque ni comemos ni dejamos comer. Pensar, reflexionar, superar las cobardías... ¡cuanto tenemos por hacer!
ResponderEliminarGracias a todos por tan gran estímulo.
Bueno yo me pregunto que papel juegaría en esta esta historia. Dar coces, ser una cabra o una pobre oveja. La verdad que lo que más atrae es participar y compartir. De ahi que antes de actuar es mejor reflexionar.Y a veces actuamos sin sentido común.
ResponderEliminarUn beso
Bueno tan poco fue tan descabellado. Simplemente se defendieron de quien pretendía intimidarles con mala fortuna para éste. Tampoco llevaron a cabo ninguna acción innecesaria, simplemente pensaron y una vez pensado, viendo que no podían aprovecharlo, dejaron el cadáver para aquel que pudiera servirse de él. Creo que fue una buena actuación. No comieron pero dejaron comer.
ResponderEliminarSaludos
es tal cual Francisco, ni comemos ni dejamos que otros lo hagan
ResponderEliminarbeso
Que pena que esa desafortunada coz empañe el final de la bonita amistad surgida en el relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay que tener mucho cuidado con las mulas; es su mejor método de defensa.
ResponderEliminarYo me decanto por la amistad que tienen las tres y ese intruso debería haber sido más cuidadoso y no estropear la comida de los demás.
Besos
Paso a visitarte personalmente para presentarte el regalo “Arte y pico” porque tu eres parte de esa gran familia de bloggers a la que me enorgullece pertenecer, percibiendo sin medida, la calidez fraternal que ha enlazado los pilares de nuestra comunicación.
ResponderEliminarEspera con ansia ser acogido en tus brazos desde este momento en Mis caricias del alma, dando por sentado que él lo sabe apreciar con profunda satisfacción...
Una sonrisa te entrego para que se sumerja en el interior de tu alma y se aúne a la tuya.
María del Carmen hoy y siempre!!