Ella abrió las puertas del ropero y se puso a seleccionar perchas, como quien pasa las páginas de una revista en la peluquería, sin detenerse demasiado; mientras se preguntaba, ¿qué me pongo? Ella no le prestaba atención, pero la luna estaba allí, como siempre, esperando un rayo de luz para dar su reflejo y ofrecer lo que tenía ante sí con toda fidelidad.
La doble luna estaba fijada por el interior de las dos puertas centrales, de modo que pasaban la mayor parte del tiempo a oscuras en la más triste de las soledades. Las lunas exteriores suelen entretenerse en reflejar la cómoda de a los pies de la cama, parte de la lámpara que cuelga del centro del techo o puede que la alfombra o una de las mesitas de noche; pero aquella doble luna vivía en casi permanente oscuridad y sentía una triste y profunda soledad.
Las ropas de él sólo ocupaban una de las puertas laterales, por lo que no solía mirarse nunca en la doble luna; mientras las de ella ocupaban el ropero restante; ella siempre abría las puertas centrales de par en par y se miraba por delante y por detrás, anverso y reverso de su cuerpo con cada uno de los trapos que se iba colocando. Como un reproche, tras cada una de las pruebas le espetaba: ¿Cómo me ves? ¡Tú nunca dices nada!
Pasaban los días y siempre se reproducía la misma cantinela, hasta que una mañana, cuando ella le largó a la luna un nuevo reproche porque siempre guardaba silencio, como por azar, pudo escuchar en algún lugar de su cabeza como un sonido metálico y frío, del que interpretó: “¡Agradéceme el prudente silencio: cada día tienes más arrugas y más celulitis, pero jamás sale de mí la más leve crítica!”.
Esto me recuerda aquello de "espejito, espejito...", pero aquel contestaba.
ResponderEliminarDe cualquier cosa sacas tema, eres increible.
Un saludo
Uyyyyyy... qué maloooooo...
ResponderEliminarEse espejo se merece un buen taconazo y que se rasgue en mil aristas.
¿Influencias de Blancanieves? me ha gustado tu relato Francisco.
Un beso.
jijiji, ay, si los espejos hablaran!
ResponderEliminarEsta mujer me recordó a la madrastra de Blancanieves. Buena sorpresa se llevó también al saber que había otra mas hermosa en el reino!
Feliz fin de semana
Bisous
Y es lo bueno que tiene la crítica no hecha por maldad, ni con la intención de molestar ni herir susceptibilidades de nadie. Es bueno hacer crítica, sacarle la punta al lápiz y si se hace con elegancia,mejor, mas que nada por aquello de:
ResponderEliminar"trata siempre de que tus palabras sean tan dulces como la miel, por si un día tienes que tragartelas".
Un fuerte y calido abrazo
No sólo eres un experto en buscar ejemplos de "intertextulidad " sino que además la utilizas.
ResponderEliminarUn abrazo
ay!...qué dolor!
ResponderEliminarno sé si merecido o no, pero que duele, de eso no tengo dudas
besos
Ja,ja,ja... Menos mal que los espejos no hablan.
ResponderEliminarUn saludo.
Mi espejo me mira con los ojos entornados mientras me afeito, pero yo sé que se fija en las protuberancias, en cada una de las canas nuevas, en el gallinero de los lagrimales y... ¡Qué más da, no pienso darme por enterado!
ResponderEliminarGracias por vuestra acogida.
¡Vaya con el espejo!, también le dirá a ella alguna vez cosas hermosas.
ResponderEliminarLas peores arrugas son las que lleva el alma por dentro, y algunos las tienen desde los veinte años, nacen viejos.
Besos.
He pasado revista a todos mis espejos y deben haber visto mi expresión...todos calladitos...
ResponderEliminarAlgunas se van a enfadar por esto que has escrito... Aunque, yo te doy toda la razón. ¿Por qué nosotras nunca estamos contentas con el aspecto que tenemos? Ya se sabe el refrán que "aunque la mona se vista de seda...". Por más trapos que se almacenen en el armario siempre queremos más, como si la cantidad y calidad de una telas nos hiciesen más bellas o mejores personas. Ojalá que no necesitásemos esos aditaminentos exteriores para serlo.
ResponderEliminarSaludos
Me ha encantado tu relato, eres un artista de la palabra.
ResponderEliminarun beso desde el montseny la montaña mágica!!!!
Hola Francisco, la verdad es que las mujeres ocupamos casi todo el armario y dejamos poco más o menos que unas cuantas perchas para el uso de los consortes. Sería por eso que la luna de hizo eco de esos pensamientos y le contestó con voz grave eso que ninguna mujer quiere oír.
ResponderEliminarUn beso y buen finde.
He estado sin ADSL. por eso he llegado casi mañana:)
A veces se propone uno hablar de algo tan insignificante como la sordomudez del espejo y resulta que puede levantar suspicacias no previstas. Mi intención no era la de minusvalorar la coquetería femenina, la cual me encanta, así que si a alguien molesta la interpretación que sí que es posible, le pido perdón, al tiempo que agradezco todos los comentarios.
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