Llegamos al mostrador de urgencias. “¿Qué le ocurre?” En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, era yo el acompañante. Tarjeta sanitaria, fecha de nacimiento y, tras el breve interrogatorio, una pegatina identificativa en el pecho y una consigna: “Siga la línea azul”. La línea es una serie de rayas pintadas en el suelo que a cada quien termina por llevarle a la antesala de la especialidad que necesita.
Sí, es práctico. Primero me pareció absurdo que en estos tiempos tuviéramos que conducirnos mirando al suelo y dejándonos llevar por unos códigos de colores en lugar de unos carteles anunciadores. Unos pasos más allá se volvió una señora y preguntó: “¿Me dijo usted la línea roja o amarilla?” Nosotros no tuvimos inconveniente alguno: después de localizar asiento para uno —el único libre en la sala—, no mucho tiempo después sentimos la llamada personalizada por megafonía y nos dispusimos a pasar el segundo filtro.
Cuando salíamos, tras unas horas entre extracciones, analíticas, placas y espera, nos topamos a una señora que nos pregunta: “¿Es esta la línea verde?” Era casi invidente, se sentía perdida y quería llegar a la consulta de oftalmología.
Nuevos tiempos y nuevas maneras de movernos... angustia para muchos que no tienen ayuda y no pueden actualizar su rutina. Bueno para algunos, terrible experiencia para otros. En todos los ámbitos pasa y crea angustia, si. ¡Ojalá podamos seguir los nuevos caminos!
ResponderEliminarOjalá se arreglen muchos centros donde las urgencias son un caos.
ResponderEliminarTambién algunos utilizan las urgencias innecesariamente porque tienen otros cauces.
De todos modos me alegro de que en esta ocasión os atendieran bien y rápido.
Abrazos
Bueno, si la señora no veía bien si se trataba de verde o azul, tampoco distinguiría los letreros anunciadores que propones.
ResponderEliminarAl final da lo mismo, lo interesante sería que todos los centros sanitarios dispusieran de buen trato y modernos métodos.
Un abrazo Francisco.
De urgencias se yo mucho por desgracia y no te creas que me parece una mala idea lo de que "siga la linea roja". Porque te aseguro que deambular de aquí, para allá, carteles inexistentes o mal indicados, camillas por medio, mostradores varios es un horror. Ojala no tuviera uno que preguntar nada.
ResponderEliminarUn beso
Qué lastima, monsieur. En mi hospital al menos aun acompañan personalmente en las urgencias, aunque para el resto de las cosas estén las lineas de colores, que vienen bien. Pero creo que cuando uno va con una urgencia a veces ni ve linea, ni colores ni nada, y eso aunque no sea invidente.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
bisous
El estar en las urgencias de un hospital siempre crea confusión por el estado de salud que allí nos lleva.
ResponderEliminarPero te aseguro que para los que hemos tenido que conocer otros hospitales del mundo, los de España están entre los mejores.
Sólo recuerdo como perfectamente organizado uno de Estados Unidos, pero por una simple consulta a una niña de dos años en un hospital público pagamos 1000 dolares.
Un beso y que no tengamos que ir mucho al hospital.
Con nuestra edad, historias sobre hospitales tenemos muchas , esperemos que las próximas se retrasen lo mas posible
ResponderEliminarDeberían poner personal para atender a la gente que lo necesita en los hospitales, es una vergüenza, a mí se me parte el alma cuando veo a los ancianos solitarios sin nadie que les mime al lado.
ResponderEliminarBesos.
Para mí es más fácil seguir una línea de color que los letreritos. Con éstos llego a perderme bien por despiste o porque falta una indicación en algún lugar.
ResponderEliminarDeseo que no sea nada importante. Un saludo
Con los nervios que lleva uno cuando va de urgencias no sé si está para distinguir colores. Mejor no tener que ir nunca.
ResponderEliminarSaludos.
Es estupido haste decir basta, tanta tontería y burocracia y cada vez tratándonos más como borregos que como personas.
ResponderEliminarLo que sería necesario es cambiar el modelo de hospitales mastodónticos a pequeños hospitales más repartidos, y no solo porque el hospital sería más humano y manejable, sino porque las ciudades van siendo tan grandes y con el tráfico tan difícil, que es frecuente que alguien pueda morir en una ambulancia.
ResponderEliminar