24 enero 2011

EL HALCÓN DEL EXHIBIDOR CETRERO

Fue anillado cuando todavía el plumón era incipiente, le había tocado vivir una cárcel de oro y nunca supo de escasez ni de sequías; pero conservaba el instinto, garras de acero y una vista de lince, especialmente desde las alturas. No tiene conciencia de otra vida que no sea la de las exhibiciones del parque, trabajo que hace sin apenas esfuerzo desde la mano firme y enfundada de su adiestrador. Había aprendido que la comida, suficiente, limpia y troceada como para no tener que hacer el esfuerzo del desgarro, estaba segura al regreso de cada uno de los juegos planeadores.

Todos le admiraban por su precisión en vuelo, por la elegancia y majestuosidad de sus rasantes y por la precisión en el contacto con la pieza cobrada. No tenía conciencia de su realidad como parte esencial del espectáculo, sino que detrás de cada una de las pruebas conseguía algo suculento que llevar al buche. Nunca supo de registros ni de ilegalidades, pero un día no volvió nunca más el maestro cetrero a sacarla para las acrobacias a la que estaba acostumbrado; no sólo sintió hambre, sino tristeza y confinamiento; no conocía otra vida, otro juego, otra forma de alimentarse que no fuera en el extremo del guante de cuero en el que se asía antes y después de cada vuelo.

Quiso la fortuna que un rayo acabara con su celda tres días después de no haber probado bocado alguno. Fue la primera vez que volaba sin saber cuál era su destino. Sentía hambre, pero no sabía cómo alimentarse. Se lanzó desde gran altura a algo que se movía y al poco estaba asaetado en sus garras un ratón de campo al que soltó de inmediato conmovido de asco por los repelentes pelos. Se agudizaba el hambre y en la siguiente batida cazó una paloma de la que sorbió algo de la sangre derramada, pero no supo y sintió repugnancia de las plumas que le impedían acceder al banquete. Se sintió débil; aún podía volar, pero no encontraba sentido a su vida y soñaba con los dados de carne al extremo del guante de cuero; nunca supo que era un halcón peregrino y nunca hasta ahora había peregrinado los cielos buscado el guante perdido.

11 comentarios:

  1. Muy triste la historia de este halcón. Hasta qué punto somos capaces de cambiar los hábitos de los animales más salvajes y además, en numerosas ocasiones lo hacemos pensando que estamos haciendo un bien.
    Lo peor de todo es que siempre hay alguien que, de la misma manera, trata de cambiar a las personas a su antojo.
    Un saludo

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  2. ¿Será capaz de adaptarse a su nueva vida? ¿ Será capaz de descubrir sus orígenes? ¿Será capaz de ser libre?
    Muchas preguntas y como la mayoría de las veces sin respuesta.
    Que dificil eso de ser libre y dueño de tu propio destino.

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  3. Sin duda estamos alienados y nos acomodamos a la vida fácil. Nos aferramos como este aguila al guante y no nos atrevemos a volar. El miedo es libre y nos atenaza. rasgo por otra parte muy humano y perdonable. Muy pocos se han atrevido.
    Un beso y feliz semana

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  4. Eso es, ser libre tiene responsabilidades que muchos prefieren no asumir y así poder quejarse de todo y no aportar más que lamentaciones. El halcón ha sido manipulado y obligado a no encontrar su instinto, también hay personas coaccionadas así.

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  5. Por miedo a lo que se pueda encontrar, mucha gente deja de volar perdiendose así de hallar la verdadera esencia de su vida.
    Un saludo.

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  6. Una vez que se pasa mucho tiempo en cautividad, es difícil adaptarse a la vida en libertad.
    Saludos, Francisco

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  7. Qué triste, monsieur, que el cautiverio le hiciera ignorar lo que era y le impidiera volar libre despues. Tal vez haya muchos halcones peregrinos más que nunca sabran que lo son, y morirán sin haberse atrevido a volar.

    Feliz tarde

    Bisous

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  8. Triste historia que se repite con frecuencia en el hombre, algunos no saben ser libres.

    Un beso Francisco.

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  9. Esclavizamos a los animales y a las personas, después..., no saben ser libres.
    Muy triste la historia y tan real.
    Muchos besos Francisco.

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  10. Me siento un privilegiado. Tengo los lectores que no merezco y me siento muy agradecido por ello. Porque saben leer entre líneas, porque aun cuando expreso un juicio en forma de fábula sabéis desentrañar el alma humana que quiere latir en cada relato. Gracias infinitas a cada uno por vuestros comentarios; también a aquellos que silencian, pero que me consta, según el analizador del sistema, que me leen asiduamente. Un abrazo masivo.

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  11. una historia que desgarra el alma y me siento identificada con este bella Creación que viene de la mano de Dios al igual que yo ..... pero no todos podemos y no ha todos nos dejan volar para ser seres con alta autostima que nos sentamos merecedores de lo mejor de la Vida ... tristemente y con mucha nostalgia a mi mecontaron mis alas mi Familia y hoy día a mi tercera edad no he podido superarlo - moriré con mis alas mutiladas... orgullosa estoy yo a Usted por haber llegado a su perfil, lo felicito por escritor y or maravilloso ser con mucha Humanidad en su Corazón ... Dios le bendiga y le conceda lrga Vida con óptima salud y lucidez amén así sea

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