Así como las mulas no pueden tener descendencia, el centauro es igualmente un híbrido que tampoco puede transmitir sus genes. Los griegos pensaron que eran seres mitológicos y así lo transmitieron los helenos, como mancha de aceite, a través de Mediterráneo hasta las Columnas de Hércules y a todo el mundo entonces conocido.
Hay quien asegura que no fue Colón el primer visitante que llegara a América, que ya lo habían hecho los griegos e incluso los vikingos; ardua tarea en estas fechas averiguar quién presentó la primera credencia a los indígena, como igualmente difícil es conocer la nacencia de don Cristóbal e incluso el lugar de su reposo definitivo. Para los sevillanos reposa en la Catedral hispalense, aunque al parecer también está en la de Santo Domingo; lo cierto es que ni los análisis de ADN han sido lo suficientemente contundente para rebatir el imposible don de la ubicuidad del almirante por la que también disputa Cuba. Lo que sí parece irrefutable es que fue el primer hombre que puso un huevo de pie.
Y sin perder el galope del centauro, creo que hay base científica suficiente para investigar, con la ayuda de estos seres extraordinarios, la presencia o no de otras personas del viejo continente en América antes de que Rodrigo de Triana avistara tierra. Cuando los autóctonos vieron cabalgar a los conquistadores españoles a lomos del caballo, animal que no pacía en sus praderas, describieron estar viendo algo similar a la estampa descrita por la mitología griega. Para ellos, el hombre y el caballo era un ente fusionado y terrorífico, que refirieron como el hijo de una hembra cuadrúpeda que había sido poseída por un dios menor. Ni en los anales de mitología azteca, inca, maya, ni en ninguna otra aparece descrito los rasgos de un animal fantástico que se asemeje al centauro grecolatino; luego debieron conocer de otra cultura la existencia de ese ser asombroso cuando al presenciarlo hollando sus tierras fueron capaces de describirlo de manera semejante a como la cultura clásica nos lo enseña.
No digo, y repito, que sea la prueba inequívoca de que se nos adelantaran a las tres carabelas, pero quedan muchos cabos sueltos sobre los que es preciso indagar con rigor científico antes de descartar esta más que fiable prospección.
Muy interesante esta teoría. Saludos
ResponderEliminarPersonalmente me inclino por teorías que prueban que fueron otras culturas, desde los vikingos a orientales diversos, los que llegaron a lo que llamamos América, mucho antes de ser "descubiertos" por Colón. Beso
ResponderEliminarPor supuesto, monsieur. Aún hay mucho por investigar, y, como usted dice, con rigor cientifico. No podemos apuntarnos a teorías sólo porque nos suenen bonitas, y darlas por hechos consumados. El campo para la investigación es fascinante.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Supongo que no fue Colón el primer visitante de del Nuevo Mundo, pero sí el que supo quedarse, desarrollar y propagar otra cultura. Cosa que otros hipotéticos visitantes no hicieron.
ResponderEliminarNo llegó primero el que llegó, sino el primero que pinchó la bandera, jeje.
Saludos.
Francisco, te lea donde te lea, aprendo algo.
ResponderEliminar¡Cuánto sabes! Interesante relato
Jajajaja!
ResponderEliminarYo lo tengo bastante claro, y mira, ahora estamos con nuestras clases de Historia, y yo, entusiasta de ella, transmito el entusiasmo a mis alumnos, y claro, en estas mismas veredas andamos, caballero....
Es interesantísimo el debate que surge ante tales dudas e hipótesis...!
Un abrazo
La verdad que no me preocupa demasiado quién fue primero el huevo o Colón. Yo creo que mucho antes y esto me lo saco de la manga que fueron los chinos. Porque muchas razas indigenas conservan rasgos y sobre todo los ojos achinados. (Y no te rías)
ResponderEliminarComo no hay nada definitivo yo también puedo contribuír a las teorías indemostrables.
Un beso
¡Anda, pues es verdad. Los chinos están en todas partes!
ResponderEliminarHola he encontrado este blog que alguién me mandó una vez y lo tenía aparcado por ahí en favoritos, ahora que tengo yo uno dentro de bloguer lo he descubierto. Gracias Francisco por transmitir tu sabiduría, es una maravilla poder hacerlo a través de este medio que llega a tantas personas.
ResponderEliminarNo te falta razón. En efecto, el que los indios de América pensaran que los conquistadores a caballo formaban un sólo y formidable ser con su jumento, podría provenir del conocimiento mitológico colectivo sobre los centauros.
ResponderEliminarUn saludo.
Apoyo sobre tu hombro la cabeza de albahaca y miel, para presenciar el color de tus letras que me permiten adivinar los sentidos de tu alma, bajo la bruma de cada párrafo, que hablan de ilusiones vividas a través de un tiempo.
ResponderEliminarQue me permiten desearte un fin de semana envuelto por la espuma de rosas blancas cuyo aroma de quimeras sea un presagio de buen descanso.
Un beso cubierto de sueños...
María del Carmen
Exisaten tantos misterios en torno a las civilizaciones. Por ejemplo, y hablando de los pueblos amerindios habría que dilucidar la causa de las semejanzas entre estos y los egipcios.
ResponderEliminarSaludos
Mientras haya misterios, habrá teorías que intenten descubrirlos.
ResponderEliminarSaludos
Pues no tengo razones a favor o en contra de la teoría. Pero he decir que no se me ocurre una manera más hermosa de adornarla.
ResponderEliminar¡No sabía que tenías un blog! Me tendrás por aquí a menudo (con tu permiso)
Un saludo.