Asilvestradas,
nacidas bajo la tutela de la orfandad;
leves cuales gotas de rocío,
como perlas caídas
del cesto de la abundancia.
Oro arropado de humilde blancor,
de inocencia suma
en los vértices del camino,
allá donde el arado no maniobra
ni tampoco hiere abriendo surcos.
En el descuido del libre albedrío,
la mano del Creador
dando una pincelada de belleza
en medio de lo ignorado.
Sonrisa amarilla entre espuma blanca,
candor silente de los caminos
que lleva la mirada de la utilidad
al alegre gozo de lo insignificante,
con la belleza efímera de lo sublime
o lo angelical de la sonrisa de un niño.
¿Hay alguna razón que desconozca para que no conteste vuesa merced a ningún comentario?
ResponderEliminarLe pido perdón por esas respuestas que echa de menos. Tengo algún problema que desborda mis conocimientos informáticos y que espero encontrar en breve a ayuda que me los resuelva. Lo siento. Muchas gracias.
EliminarSi es eso no se preocupe usted, aunque ahora veo que me ha contestado.
ResponderEliminarSaludos.