27 octubre 2025

ODA AL AMANECER

 




En la luciérnaga del reloj

la confirmación digital

del nuevo día,

cuando todavía

la oscuridad está engallada

y a la luz solo se le adivina

su próxima aparición.

En tu mano

late el pulso de la madrugada

y fagocitas el tiempo

a tragos no disimulados.

En la indecisión,

las fuerzas son inferiores al deseo,

pero acaba por imponerse

en el balanceo

que lleva los pies al mármol frio.

Camino en penumbras

hasta llegar a la trinchera

y el día se despereza en la ventana,

coreado con estruendo

por el ronroneo de algunos automóviles.

Lo que no visualizo

me ayuda a descubrirlo la costumbre

y me lo confirman las primeras ráfagas

diseñando los ángulos

y las perspectivas de ayer:

un nuevo día

para gozar desde su inicio.

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