A Mar García Marliterata
La inocencia es una luz cenital
que ni ciega, ni deslumbra,
a pesar de ser hermosamente llamativa
y de un albo blancor incólume;
es flor silvestre que se derrama
y viste de gala los campos,
y de aromas a espliego, a cilantro,
a salvajes y erguidos mastrantos.
Es vertical y directa
como los rayos del sol
cuando atraviesan el cristal
sin que llegue a mancillarse;
es la sonrisa de un bebé
cuando bisbisea con su madre
y ella hace guardias interminables
sin dar muestras de cansancio,
pero llora sus angustias en silencio.
Es la melancolía de un bello despertar
entre almohadones de ternura,
un mundo idílico
nacido del universo de los sueños
que transita de puntillas
para no hacerse notar, ni dejar huella.
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