Yo fui
una ilusión, un boceto,
un frágil brote verde,
una esperanza iluminada
de lejana primavera
que se ha ido ajando
con el paso del tiempo.
Yo fui
un niño rural
empujado por mi padre,
desde temprano,
porque él conocía todas las veredas,
todos los oteros,
y desde ninguno
se vislumbraba el mañana.
Yo fui
un mediocre aplicado,
un dócil deslumbrado
por los destellos de la gran ciudad,
y aprendí a nadar
en las grandes avenidas,
y a morar con modestia
donde me era lícito.
Ahora soy un anciano,
sin fuerzas para desandar los caminos,
sin una obra ignífuga
que haga memoria de mí:
me iré
y me echaré en brazos del olvido.
Menudo pesimismo tienes encima.
ResponderEliminarUn abrazo.
Amigo Francisco te estás subestimando aunque reconozco, "mea culpa, mea culpa" que me siento tal y cómo describes en tus versos. Al menos tenemos la poesía y tú destacas en ella de una forma especial. En los brazos del olvido vamos a quedar la mayoría de los humanos. Saludos cordiales.
ResponderEliminarCreo que te valoras poco. Eres una gran persona y con eso me quedo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese niño rural, ilusionado y aplicado sigue vivo en ti, Francisco y te dirige en las letras, que se hacen eternas, cercanas y entrañables en este instante, que sigue siendo eterno...¿dónde está el olvido?
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo siempre, amigo poeta.
Fuiste y eres un ¡grande! Y yo te admiro mucho. Hermosa foto y más la de tu perfil en que estás con tu esposa.
ResponderEliminarBesos a los dos.