Tenía una bella sonrisa, breve
como apacible tarde de otoño,
una mirada intensa y femenina
capaz de envolverte
en la nebulosa de un chubasco,
en la chispa eléctrica de una tormenta,
o en la ilusión de una aventura
con un largo destello de luz
de su mirada celeste
y darle un mordisco al tiempo
sin llegar a rozarte.
Cuando todos duermen
ella es presencia viva,
traviesa que trasnocha
y hace malabares con los usos
a fin de que duermas una hora más.
Tenía una bella sonrisa, breve…
Un visto y no visto.
Yo me he despertado una hora antes. No se cuando se acabará esta chorrada del cambio de hora.
ResponderEliminarUn abrazo.