Me parece la rosa inaccesible,
en lo selecto del jardín cuidado;
con su terciopelo, sus espinas protectoras,
su tallo erguido y elegante,
y su fragancia desde la antesala
a su proximidad vecinal.
La margarita en cambio orilla los caminos
y es parentela cercana y populosa de la nada,
criada entre hierbas y yerbajos.
No lleva protección alguna
y prolifera junto a las veredas
por donde pasan personas y animales,
como lo hace el anonimato,
sin misterios ni retrueques.
Con la rosa se obsequia galanamente,
con la margarita se deshacen dudas
entre aseveraciones y negativas que se suceden.
"... Todo es reverencial hacia el interior, donde la palabra viste los más bellos ornamentos evocando mundos impronunciados...
ResponderEliminarLas ensartaría de forma arbitraria con la certeza previa de conseguir un “collage” sublime."
💐
Te deseo que logres eso que imaginas y te colme el espíritu.
EliminarUn abrazo.
Unidas en un mismo ramo. La variedad de formas y colores, hace que se vea precioso.
ResponderEliminarUn abrazo.
No se suelen ver mezcladas, como tampoco se suelen mezclar las clases sociales.
EliminarUn abrazo.
Ambas son hermosas, pero unas viven en casa o jardín propio...y otras esparcidas por veredas y caminos...Al igual que las personas, unas más pudientes y otras más pobres. Muy interesante tu poema, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz noche.
Es posible, María Jesús, que yo estuviera pensando más en personas que en flores. En todo caso, me quedo con lo sencillo.
EliminarUn dulce abrazo.
Prefiero lo silvestre.
ResponderEliminarAsí me gusta, rotunda.
EliminarUn abrazo.