Desde mi patio,
las estrellas son ese intrincado mosaico
con que los cielos nos consuelan
después de cada ocaso.
Cuando la visión es más parcial,
pero no ciega,
se despiertan el resto de los sentidos
y, -a base de empeño-
aprendo a nombrar lo lejano
y hasta familiarizarlo.
En la cercanía,
las plantas dan gloria por la lluvia o el riego,
la manguera se despereza en el cobertizo
y el jazmín pone cobertura de nata y canela
en el olfato de cada elemento.
Duerme la noche sosegada,
duermen los pájaros
y algunas personas deben andar inquietas
desveladas de zozobras.
Desde mi patio,
la visión no es panorámica,
pero en la vertical es infinita
y en la imaginación ilimitada.
Que bueno es tener un patio, para sentarse en las noches de verano y aspirar el aroma de las plantas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi patio es un balcón de 3×2, así que te lo cambio.
ResponderEliminarUn abrazo
En la verticalidad de tu patio alzas el vuelo, Francisco y te recreas en las estrellas, que están muy cerca de ti...ellas también disfrutan del jazmín y de los pájaros de tu imaginación, que no cesan de soñar, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo grande por tus buenas letras.
Ah, mira, tú las has visto cuando salieron a pasear y yo las he visto cuando iban a descansar.
ResponderEliminarBesos.