A su paso por Sevilla,
el Guadalquivir es corriente en duda,
un titubeo vacilante entre volverse
o dejarse embaucar y arrastrar.
Tal vez se arrepiente de bajar
porque le viene grande hacerse a la mar
y encuentra refugio en las mareas
para hacer una entrega a intervalos:
Ahora sí. ¡Qué saladita!
Ahora no. ¡Qué embravecida!
Y discurre entre lapsos
en uno u otro sentido,
mientras contempla abstraído
esta y la otra orilla:
por la margen derecha, Triana,
y por la izquierda, Sevilla.
A la vuelta se tornan las tornas,
pero tan solo ha cambiado el sentido:
antes iba hacia Sanlúcar
y ahora busca refugio en San Jerónimo.
Ensoñación de poetas y sesudos trovadores,
contemplación y sosiego de quienes pasan andando,
o quienes sudan corriendo,
en bici y en patinete, con música o en silencio,
que para todos los gustos
muy diversa es la acuarela.
Nómina de caminantes y esforzados navegantes
con los remos o a pedales,
cruceros de manga corta,
turistas al por mayor;
pescadores que no pescan...
De todo un poco. Y el río sigue en sus dudas:
ahora si, ahora no.
No andes perdido en su magia
ResponderEliminarNi vagues en penosa espera
Podrá el río titubear, pero no se aleja
A veces calla, sólo observa
Otras te ofrece su espejo y te dibuja a ella.
🌹
Muchísimas gracias, Merche, por el derroche de belleza de tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Me gusta todos esos puentes y disfruto cada vez que paso de Sevilla a Triana.
ResponderEliminarQue tengas una feliz semana.
Te ofrezco mi compañía para cuando vuelvas pasearlos juntos.
EliminarUn abrazo.
Me encantaría poder hacer un viaje en barco por el Guadalquivir, es un sueño que tengo y que no pude hacer las dos veces que he estado en Sevilla. Saludos
ResponderEliminarEl crucero hasta el mar es un poco más selectivo y específico de algunos momentos del año, pero hay otro "turisteo" que es un paseo por un tramo del río entre la Torre del Oro y el Puente de la Barqueta que es tan solo un aperitivo, pero que salen continuamente durante todo el año.
EliminarUn abrazo.