No niega que sueña
en la mar salada,
y de tanto estirar el
cuello
en dirección a Sanlúcar,
una rama osada, casi
circense,
se estremece en el espejo
del agua
cuando ve su figura rendida
de amor
y por amor mojada.
¡Oh, verticalidad
horizontalizada!
¡Oh, verde sobre azul
en gris plomo estañada!
¡Oh, osada rama en
pasarela transformada,
movida por la urgencia
y en su osadía atrapada!
Así también, trabada su
pasión
detrás del objetivo,
cazando cada instante,
cada luz, cada motivo.
Y todo ello apoyado en un
Pilar,
pero de tal modo fornido
─al tiempo que exclusivo─
que es todo un Ferrari detrás
del objetivo.
Una rama osada y tal vez, vanidosa que goza con su reflejo en el espejo de mar.
ResponderEliminarOjalá que no te insistan estos mensajes de publicidad de robot.
Un abrazo.
Mil gracias, Sara.
EliminarUn abrazo.