Ella está junto a la
ventana,
mirando sin ver.
Desde que se quedó sola
pasa mucho tiempo
aguardando la nada
envuelta en el misterio
de no esperar nada ni a
nadie.
Si le preguntas,
te hablará de una amalgama
de colores
con el denominador común
del gris
que todo lo pringa como
dominante.
También se le va haciendo
opaca la vista
de tanto mirar a un punto
fijo
sin obtener ningún
resultado.
Su distracción es la
música del mar
y las cabriolas de las
gaviotas
descritas en el aire,
hasta donde le alcanza la
vista.
De tarde en tarde un barco
y ni siquiera le ilusiona
el pasaje y la aventura
tantas veces soñada. Ya no.
Ahora solo piensa en la
nada
o en aquello otro que ella
denomina
la estación término.
Ella sabe que él le tomó
la delantera
y desde entonces solo hace
esperar.
Jolín Francisco que me has hecho llorar, es tan emotivo el poema y encima me he visto reflejada en esa señora de mirada fija y en soledad.... Pero no quiero llegar a eso, espero tener ilusión por la vida hasta el final. Saludos
ResponderEliminarNo sufras, verás cómo lo consigues, Charo.
EliminarUn abrazo.
Me ha encantado como describes en este poema la soledad cuando uno de los dos queda solo. Pero a la vez pienso como Charo, hay que resistir e intentar vivir lo que nos quede con ilusion.
ResponderEliminarUn abrazo para los dos.
Veo en lo cercano que muchas personas lo logran, así que por qué nosotros no, Rafaela.
EliminarUn abrazo.
Has descrito de maravilla esa soledad, que lleva a la nada cuando no hay nada que hacer, ni objetivo en la vida...Es importante hacer cosas y seguir aprendiendo. La mente y el espíritu lo necesitan.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tu constantes buenas y bellas letras, Francisco.
que lindo!
ResponderEliminarÉl la espera también. Muy triste y bello.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.