De aquella vieja
gloria
quiero arrancar el
pendón
y doblarlo
meticulosamente,
y guardarlo con
toda devoción
y ocultarlo en un
largo y silente
cajón cifrado,
para que duerma
profundamente
en lo eterno;
abrir la ventana
y airear de
presente este rigor añejo,
y solazarlo en la
esperanza
de un mañana común
sin favores ni prerrogativas.
Amanecerá un nuevo
día
en el que existan
oportunidades
para todas las
tallas y todos los colores,
respeto por el
distinto,
preferencia por el
débil,
la derogación de
todas las dispensas
y un despertar radiante
ante el espejo.
Quiero ver cómo se
derrama
el cántaro de los privilegios
y empapa su
fertilidad
en las bocas de
todos los silencios;
que el sol solee a
todos y no asole a nadie.
Las utopías nos permiten seguir luchando por un mundo mejor.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Sin utopía no habríamos conocido a Don Quijote ni a Sancho.
EliminarUn abrazo.
Deseo que llegue ese nuevo día lleno de oportunidades para todos y sin ingún privilegio, deseo con toda mi fuerza que se cumpla esta utopía.Saludos
ResponderEliminarSin utopías no hay sueños, Charo, y sin sueños todavía andaríamos en los rudimentos de las cavernas.
EliminarUn abrazo.
Igualdad para todos y que cada uno desempeñe un cargo, según los méritos adquiridos.
ResponderEliminarBesos
No todos los sueños se alcanzan, pero debemos soñar para vivir esperanzados.
EliminarBesos.
Llegara ese nuevo día, que asi sea. Lindo leerte amigo, saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra, igualmente digo.
EliminarUn abrazo.
Profundo sentimiento de solidaridad. Esperanza pura. Gracias. Hermosa imagen.
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