En lo imborrable de
mi memoria
la calle donde nací
y su vecindario,
la mayoría ya
esfumado
hacia las alturas
camino del Calvario.
Escarpada,
empedrada, un recuerdo
en casi cada uno de
los cantos
de aquel viejo
pavimento.
Entorno los ojos y
huelo a pan,
también a matanza;
viene a mi mente el
gracejo pícaro
de María y su
ternura hacia mí y los míos.
Ahora es un cortejo
de macetas
cubriendo carrera
por cada fachada;
antes, la calle era
el trasiego
de personas y
animales de tiro
en el quehacer sin
festivos del medio agrícola.
La subsistencia
siempre es penosa,
en cambio la vida
era alegre;
la calle era la
fiesta del encuentro:
las puertas de par
en par,
allí se compartía
vida y vivencias
con el gozo de la
abundancia,
el derroche de lo
inmaterial a granel.
Afortunado tú por esos recuerdos de la infancia, siempre aprovechables y que dejan huella imborrable.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ciertamente sí, Cayetano. Tuve una infancia modesta, pero muy feliz y con el cariño de todos los mío.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Una calle precisa llena de alegría. Cierto, antes las puertas de las casas en todos los lugares estaban de par en par, y había menos posibles económicos. Tu calle era un gran ajetreo de personas que iban al campo a trabajar. Bello poema al igual que lo es la foto llena de verdor por la vegetación.
ResponderEliminarLa foto de perfil también estáis muy guapos tu esposa y tú.
Abrazos
Gracias, Isa. Donde me da su reflejo salgo muy bien. Nos conocimos muy jovencitos y hemos compartido todo: alegrías y adversidades.
EliminarUn abrazo.
Bonita calle y bonitos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Emilio.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarHermosa foto y poema para leer. Alabo la inspiración poética y la creatividad.
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Un día feliz
Saludos poéticos
También recuerdo yo esos tiempos en que no se cerraban las puertas de las casas, todos vivíamos en paz y compañía, los niños jugaban sin descanso pero respetando siempre a sus mayores y todos siempre dispuestos a ayudar a cualquier vecino en apuros. La calle es preciosa.Saludos
ResponderEliminarLos de esa generación tenemos vivencias muy comunes, Charo. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Luce muy bien esa calle ahora, con la decoración de las macetas. No conozco ee pueblo, pero recuerdo lo que me gustó Frigiliana. cuando la visité. Esa decoración de macetas que había en sucesivas calles eran un preciosidad. También sus cuestas, que invitaban a subirlas y hacer unas paraditas, para observar el panorama que íbamos dejando a nuestros pies.
ResponderEliminarBesos
Pues Ojén y Frigiliana tienen una estética muy similar, así que también espero que te guste mi pueblo cuando lo visites.
EliminarBesos.
Imborrable recuerdo, en lugares, gente, olores y costumbres. Hermoso compartir ese retazo de tu vida. Gracias. Beso grandote. Muy linda la foto nueva.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rosa María. Pues sí, son todas esas sensaciones las que perduran en mí para siempre.
EliminarBesos.
Una calle preciosa y llena de vida compartida en tu niñez, eso se ha perdido hoy, lamentablemente.
ResponderEliminarPoema lleno de añoranza y cariño.
Un abrazo
Es precisamente ese cariño que guardo el tesoro de mi calle. Ahora todas las casas han sido remodeladas, el pavimento es otro y también las personas y las costumbres sociales.
EliminarUn abrazo.
Que bonito lo has contado amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarSiempre es muy acogedor, ir a esos sitios felices de la infancia.
ResponderEliminarAbrazos.