En mi infancia, las
almohadas eran de lana,
pero en el cine vi
desplumarse alguna
como mi abuela
desvestía las gallinas
antes de meterlas
al puchero.
También las había
de borra,
pero no dejan de
ser matices de calidad,
ya que ambas
servían para soñar.
Luego llegó la
modernidad
y abandonamos la
fibra natural
cambiándola por
gomaespuma,
que ni tiene goma
ni espuma.
Ahora tengo una de
viscoelástica
y sigo añorando la
lana
como se añora el
sabor de un buen queso
o un pata negra
mismamente.
Hay almohadas de ensueño,
donde la brevedad
de una siesta
te puede
transportar al Olimpo
o al mismísimo
harén de un sultán.
Las hay de vigilia,
de amargas
y penosas noches
interminables;
también las hay de
pesadillas,
esas que se
encadenan
a la perpetuidad de
una noche interminable.
Las más temibles
son las húmedas,
aquellas que
empapan en silencio
y a oscuras los
padecimientos y las angustias;
las más deseadas
son las compartidas,
pero estas suelen
venir
acompañadas o no de
la suerte
y del sacrificio de
someterse al confort del otro.
Sí, a veces es dura como la piedra, como la de la canción, cuando la noche se vuelve interminable.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Imagino que tenemos experiencia comunes, Cayetano, aunque por fortuna no de todas las noches.
EliminarUn abrazo.
Cualquier almohada es buena si te hace reconciliarte con el sueño, si no lo hace, ¡¡maldita almohada!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente es así, Emilio. No se trata de las cualidades de la almohada sino de la calidad del sueño.
EliminarUn abrazo.
Terribles esas almohadas húmedas, terribles.
ResponderEliminarAlgo tan cotidiano como es la almohada tú lo conviertes en grande con tu poesía que la has llamado monografía pero bien podía ser una Oda o no ?
Feliz fin de semana y un abrazo.
En verdad es un juego, Chelo, aunque como bien dices encaja como oda, solo que he querido darle un énfasis impropio.
EliminarUn abrazo.
Todo con el tiempo va evolucionando.
ResponderEliminarAlgunos de esos colchones de lana he visto en la cas de mi abuela y era una incomodidad hacer la cama con ellos.
Besos
Es cierto, Antonia, y en pos de la comodidad hemos abandonado lo natural por lo artificial. En otro tiempo hacían las madres o las abuelas los colchones; ahora hay que comprarlo ya hecho.
EliminarBesos.
No puedo con el viscolatex, la mía es de pura lana.
ResponderEliminarAlguna ventaja tenía que tener.
Pues te felicito, Tracy. Yo tengo una cervical por necesidad, pero no llego a acostumbrarme a ella.
EliminarUn abrazo.
Recuerdo esas almohadas y colchones de lana en casa de mis padres siendo niña y que cada año había que llamar al colchonero para sacarla, varear la lana para luego volverla a meter el el colchón y coserlo...demasiado trabajo que gracias a Dios pasó a la historia.De momento mi almohada es húmeda pero tengo la esperanza de que volverá a ser la almohada relajante de antes después de un tiempo ya que este lo cura todo.Saludos
ResponderEliminarOjalá muy pronto me digas que tu almohada ha dejado de ser húmeda. Así lo deseo y así lo pido para ti.
EliminarUn abrazo.
Ayyyyyyyy Francisco su poema me ha dejado pensando.
ResponderEliminarEsa monografía de almohada realmente es impresionante. Cuanto puede guardar entre sus fibras, nuestros amores, nuestros silencios, nuestros llantos y desdichas, nuestras esperas, los momentos sublimes de amor.. Un poema que lo tiene TODO. Le deseo un fin de semana precioso, con salud y disfrutable.
Y también un confidente, Eli. Tienes muchas virtudes y sabe mucho de nosotros.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Muy buena entrada. Yo también dormí en almohada de lana y colchón. Recuerdo que mi abuela le daba palos para hacerlo más mullido.
ResponderEliminarLo más importante es compartir una buena almohada y sentirse confortables en ella.
Abrazos
Todos venimos de un mismo origen, Isa, pero creo que hemos cambiado el confort por la comodidad.
EliminarUn fuerte abrazo.
Genial, lo que dan de sí las almohadas bajo tu talento...
ResponderEliminarMe has hecho sonreír un montón, y vaya final... ja, ja, ja.
Muy bueno!
Feliz finde :)
Sin dudas hay un guiño de humor y también de realidad desde el título. Gracias, muchas gracias, Maite.
EliminarUn fuerte abrazo.
Buen poema amigo Francisco. Yo hasta el momento busco una almohada con la cual pueda tener bellos sueños ya que frecuentemente tengo pesadillas terribles. Saludos.
ResponderEliminarFuera pesadillas, Sandra, nada malo debe ni puede ocurrirle a una bella persona, tal y como te imagino.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pues sí que las describes muy bien, tengo una de plumas pero me resultan más cómodas las de espuma que no de goma... y mis sueños, hay de todo en la almohada de la señora, una gran soñadora en color y todo. Me divierto mucho soñando aunque a veces me acuerdo y otras no. Buenos sueños amigo!
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