Perdóname por tratar
de corregirte,
por turbar la luz
que proyectas
iluminando mis propias
flaquezas
y seas diferente
sin dejar de ser tú misma.
No busco el canon.
Te encontré y me
basta;
me basta con
sentirme frente a ti
y contemplarte
en la integridad de
quien eres;
pero a veces mi
celo
bosqueja un
imposible y pretende
dibujar la perfección
para la que ni
siquiera tú estás dotada.
Perdóname y que me
perdone Dios
por tratar de
corregir su obra maestra.
No eres tú quien
debe cambiar
algunas nimiedades;
soy yo quien debe
agradecer,
reconocer y adorar
tus dones y talentos,
las maravillas que
me tocaron en suerte,
las cuales no
merezco.
Somos imperfectos todos, hasta los seres más queridos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Y yo el primero. Reconocernos así nos hace más cercanos.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Afortunadamente somos imperfectos todos. Sería un aburrimiento si lo fuéramos porque seríamos como clones. Si queremos cambiar alguna persona es porque no la queremos. Cada uno debe de ser tal cual, con sus virtudes y defectos.
ResponderEliminarAbrazos
"Si queremos cambiar alguna persona es porque no la queremos." Has dado en la clave, Isa. Estamos de acuerdo.
EliminarAbrazos.
La perfección no existe, quizá sí en el afán que ponemos en la mirada con la que vemos a quien idolatramos, queremos o amamos.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre tus letras son reflejo de un sentimiento profundo.
Un abrazo y cuídate.
¡Ohhh, Jorge, muchísimas gracias. Igualmente, cuídate mucho.
EliminarUn abrazo.
Me quedo con esa conclusión a la que has llegado. Todos somos diferentes y antes de tratar de cambiar a nadie debemos de empezar el cambio por nosotros mismos y entonces veremos con otros ojos a los demás y nos parecerán mejores.Saludos
ResponderEliminarAsí es, Charo. Ese cambio nos hace ver de una manera distinta y menos exigente con los demás. En suma, más comprensivos.
EliminarUn abrazo.
Estoy segura, de que si has tratado de corregir alguna cosa, no es porque no hayas valorado a esa persona. Algunas veces hay meteduras de pata y simplemente habrás querido que reflexione.
ResponderEliminarNo creo que te haya movido el afán de cambiarla. Yo creo que en caso contrario , no hubieras pensado que por una simple corrección, quisiera anular tu personalidad.
Es bueno sentarse a dialogar y eliminar el mal entendido, que puede haber entre los dos...las cosas dichas con cariño, no sientan mal.
Besos
Con frecuencia nos cargamos de razón y creemos que el defecto está en el otro, y hasta hacemos por corregirle, pero no nuestro mirar.
EliminarBesos.
¿Quién dijo que no te lo merecieras?, nos merecemos podo y pagamos por ello.
ResponderEliminarComo bien dices es bien poco lo que merecemos, Tracy, pero nos engañamos y nos quedamos tan a gusto.
EliminarUn abrazo.
No hay que tratar de cambiar al otro, sino amarla tal cual es.. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarEse es el ideal, querida Sandra.
EliminarUn abrazo.
Aceptar al otro y ponernos sus zapatos para entenderlo es difícil. Pero debemos intentarlo, Francisco. Cuando comprendemos y disculpamos nos vamos superando, amigo...Muy buena tu reflexión.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz domingo, Francisco.
Qué magnífica forma de ver la realidad. No es uno ni el otro. Simplemente es reconocer que somos diferentes que cada uno tiene sus cosas y su camino de perfección. Un abrazo grandote
ResponderEliminarHermoso poema para reflexionar. Aceptar a los demás sin tratar de cambiarlos, es amor verdadero.
ResponderEliminarUn abrazo.