Fue como una
bofetada al doblar la esquina;
de las sombras
surgió un cuchillo de silencio,
un destello de
acero
que acabó
difuminado bajo la luz de la farola.
Desolación. Nada y
vacío.
Las calles desiertas,
como desnudas
y desarrapadas. En
algún portal vecino
una cerradura se
atrinchera
y una sombra
enmudece y se desvanece.
La noche es un
desierto gélido,
un bostezo de
brumas
y figuras grotescas
que evolucionan
y desaparecen
mientras engrosa la pesadilla.
El eco de mis pasos
suena hueco, huero.
La ciudad es un
camposanto tenebroso
y huele como a
marchito,
a vacío pestilente
y anodino.
Duermen. Todos
duermen o viven agazapados,
mientras el virus
sigue ejerciendo
su imperio de
pánico.
La soledad, cuando no es elegida por preferencia personal, se convierte en desolación, como muy bien has sabido comunicar con tu poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Llama mucho la atención en una ciudad tan bulliciosa como Sevilla que a las 6 de la tarde se cierre casi todo, en especial los lugares de encuentro. ¿A dónde irán las cañas de la tardenoche?
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Y lo peor, acabo de escuchar, ciento no se cuantos mil bares se han cerrado en España, buena parte de ellos en Andalucía, no se si llorar o alegrarme.
ResponderEliminarSaludos
La Alameda de Hércules está ocupada en casi todos sus bajos por bares y restaurantes, ¿imaginas la cantidad de gente que ha perdido el trabajo y ojalá sea temporalmente?
EliminarUn abrazo.
Esto es una pesadilla. Sólo espero que cuando esto acabe sepamos reconstruir con fluidez lo dejado de lado en el camino y que tanto sufrimiento está generando, tanto como el maldito virus.
ResponderEliminarVer las calles así es algo chocante, terrorífico...más en un país como el nuestro, donde es necesidad y bienestar abrazar y ser besados.
Un poema enorme, estimado Francisco...Un abrazo y cuídate.
Muchísimas gracias, Jorge. Tus palabras son un estímulo para seguir escribiendo cada día.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarLa soledad se compara mucho con el silencio. Simplemente no es lo mismo. El silencio trae paz al alma. La soledad trae tristeza.
Me gustó mucho el poema. Muy bonito y bien escrito.
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Dejando un abrazo amistoso
Efectivamente es tal como dices, Rykardo, pero el lenguaje poético suele buscar la confrontación de significante y significados. Digamos que es como una especie de enfrentamiento para que na cosa lleve a la otra. Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Ese maldito virus ya me ha tocado muy de cerca y duele mucho, ahora estoy con la pesadumbre de lo que va a ocurrir en los próximos días.Saludos
ResponderEliminarOjalá no tengas ninguna otra incidencia, Charo. Debemos ser cuidados, respetar las normas y confiar.
EliminarUn abrazo.
Hermosas metáforas que le dan realismo e inmediatez al poema, Francisco. Asi es en todas las ciudades de España al llegar la hora del silencio. La soledad es la reina del ambiente y el virus el emperador invisible. Pensemos todos que esto pasará, que nos dejará su huella, pero pasará.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por la imagen y por tus conseguidas letras, amigo.
Muchas gracias, María Jesús, siempre tan generosa conmigo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Francisco. Una pena la soledad de las calles pero también hay soledad dentro de las casas. Este año es un año negro. Esperemos que el 2021 sea más normal. Bellas metáforas. Bella imagen.
ResponderEliminarAbrazos
Con el paso de los días nos vamos dando cuenta que esto va para largo y va dejando una estela imborrable de mucho dolor.
EliminarUn abrazo.
La ciudad, parece desierta , como si nadie habitara en ella. tan síolo la luz que sale por las ventanas, muestran un poco resquicio de vida.
ResponderEliminarLos coches se encuentran aparcados y en el salón de la casa, tan sólo se escucha el sonido del televisor .
Tenemos que tener resignación y esperar que los científicos encuentren un buena solución.
Besos
Las últimas noticias son alentadoras con la aparición de algunas vacunas con alto grado de efectividad, pero más de siete mil millones de habitantes a dos dosis... No estaremos a salvo hasta que se haya erradicado completamente en todos los rincones de la tierra.
EliminarBesos.
¡Qué pena da leerlo y vivirlo!
ResponderEliminarEs cierto, Tracy, pero es lo que hay.
EliminarUn abrazo.
Dichoso virus, si no acaba infectando acabará con nosotros por tedio y soledad👌
ResponderEliminarAsí es, Katy. De lo segundo ya estamos muchos afectados, si bien hay bastante gente que parece no va con ellos; la infección nos puede llegar a cualquiera y los efectos son muy nocivos, aunque no acabe con la vida.
EliminarUn abrazo.
Yo no he ido al centro hace tiempo, pero esta tarde, a eso de las 7:30, me han dicho que estaba animado, que había mucha gente paseando, a pesar de estar todo cerrado. La gente busca caminar, pasear y, a esa hora, lo que apetece es ver luces y escaparates encendidos.
ResponderEliminarEso que cuentas es razonable, ya que tenemos necesidad de tomar el aire y expandirnos. Lo malo parece ser que es relacionarnos, estar junto a otros y sin protección. Salir a caminar al aire libre no creo que sea malo sino todo lo contrario.
EliminarUn abrazo.
Es horrible lo que esta sucediendo amigo Francisco, hay desolación por todas partes. Saludos.
ResponderEliminarSí, Sandra, es muy desolador. Cuídate mucho.
EliminarUn abrazo.
Qué foto más hermosa, la del perfil.
ResponderEliminarHuele a ausencia.
Besos de anís dulce para esa pareja amorosa.
Tiene la dimensión tétrica de lo que acontece. Desolación, miedo, incertidumbre. Todo. Cariños y a cuidarse
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