02 septiembre 2015

ORACIÓN



Yo, pecador, me confieso a Dios;
confieso que he mordisqueado la manzana
en un número indeterminado de veces,
siempre voluntariamente,
            sin ser coaccionado por ella ni por nadie,
sin tener a quien culpar sino a mí mismo
de ser débil, de ser hombre, de ser limitado;
hombre que sólo lleva de ti
                                               la semejanza.
Caí de pensamiento, palabra, obra y omisión
y me levanté mil veces bajo el mismo fardo
pesado donde me ofrecías consuelo.
Me arrepiento, pero no sé remediarlo;
caigo una y mil veces,
pero sé que al final del angosto camino
Tú me esperas con los brazos abiertos,
haciendo pródigo el despilfarro de mis manos.

7 comentarios:

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    1. Peculiar y muy personal, Tracy. Uno tiende a valorarse muy bien y conviene mirarse por dentro de vez en cuando.
      Un beso.

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  2. Es que de algunos "pecados" aunque seamos capaces de arrepentirnos, cosa que dudo, el propósito de la enmienda brilla por su ausencia. Un abrazo

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    1. De todo hay en la viña del Señor, Felipe. Sólo hay uno que fue capaz de no caer ante las tentaciones, el Cristo, el resto caemos como moscas en la miel.
      Un abrazo.

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  3. Si tú eres pecador -y cuando hablo de "pecado" me refiero a lo gordo- qué vas a dejar para tanto explotador y sinvergüenza como anda por el mundo.
    Lo tuyo es "pecata minuta". Y lo mío creo que también, porque aunque no soy "creyente" en el sentido convencional del término, deduzco que no ando por la vida fastidiando al prójimo. Y mira que lo tendría fácil, dado que no creo en el infierno. Pero es que los valores -éticos, morales o humanos, cómo se quieran ver- deben salir del fondo de uno, porque son cosas de sentido común.
    Así que de penitencia no te voy a imponer ninguna oración, salvo que nos escribas algunas de esas subordinadas de relativo que tan bien se te dan.
    Un saludo, Francisco.

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    1. Es una gozada tu comentario, Cayetano. No creo que haya mucha distancia entre nosotros: yo me confieso creyente y hago por practicar lo que digo; tú te confiesas agnóstico, pero te mueves por la vida respetando el derecho natural que, salvo lo de amar a Dios es coincidente con los Diez Mandamientos entregados a Moisés.
      La fragilidad es humana y uno debe ser consciente de ello; por tanto, ni tú ni yo estamos exentos de cometer alguna falta que nos saque al borde del camino por la que arrepentirnos y rectificar. Por otro lado, ya ha dicho el Papa Francisco que hay muchas personas no creyentes que tienen mejor conducta (no recuerdo más que el sentido y no textualmente) que los propios cristianos. Jesucristo traía por la calle de la Amargura a los fariseos por hipócritas.
      Es cierto que la persona de fe cree que no debe conformarse con no hacer daño, sino tratar por todos los medios de hacer el bien; pero ya digo que no me considero mejor que tú ni muchísimo menos.
      Gracias por el seguimiento que me haces y por el sentido del humor y la delicadeza con la que me tratas.
      Un abrazo.

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  4. Hola Francisco.
    Has logrado una oración sumamente fuerte. ¿hay alguien que no haya pecado ?...
    que levante la mano.
    Todos somos pecadores . Nos caemos y nos levantamos. De eso trata la vida. Lo único importante es arrepentirse DE VERDAD, no "pour la galerie "Seguramente volveremos a caer y de nuevo a levantarnos. Yo no me juzgaría con tanta severidad .
    Tú me llevas ventaja, haces por los nadies un trabajo maravilloso.Esas acciones serán seguramente las que te servirán de salvo conducto cuando tengas que partir.
    Apapachos.

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