12 septiembre 2015

MUSEO DEL MOLINO


Ahora expone Miguel Merchán

Deambulando, errando, caminando…
septiembre es el regusto de paladear
cada palmo de Sevilla a pie;
basta abstraerse del ruido
y hasta el tráfico deja de ser
ese viento de Levante Atlántico y agitado
de dolor de cabeza y encierro.

Puerta Real, Alfonso XII,
la Oficina de Empleo
con el bullicio por el costado menos visible
y la Plaza del Museo, donde
bajo la enorme sombra del ficus gigante
perviven Juan Miguel y Triniá,
en la voz silente de Miguel de Molina,
la inspiración de Rafael de León
y la batuta del maestro Quiroga.

Museo de Bellas Artes…
Sevilla no sería Sevilla
sin el Museo de Bellas Artes;
ni Nueva York sin el MOMA,
ni París sin el Louvre,
ni Madrid sin el Museo del Prado…

La bancada en semicírculo
invita a disfrutar de la fachada del Museo;
el ciclópeo ficus es un abrazo lóbrego
que acoge y repara las fuerzas del caminante.
─Hoy no habían indigentes─
y la gran pinacoteca voceaba
invitadores gritos de acogida
de Murillo, Zurbarán o Valdés Leal.

Como en sueños, una traslación
y mi cabeza pensaba en Ojén,
en el Museo del Molino,
donde la vieja pringue cambió
las manchas de aceite por marchas de color:
Ojén tampoco sería Ojén
moliendo aceitunas al modo artesanal,
no sería Ojén sin el Museo del Molino.

8 comentarios:

  1. Francisco, me alegro que te hayas integrado de nuevo en tu querida Sevilla y disfrutes de vez en cuando de sus calles, paseos y su Museo de Bellas Artes. Somos parte de todo lo que nos rodea y en este caso, como poeta y escritor, también tu formas parte de esos lugares de Sevilla, donde late el alma de grandes artistas.
    Mi felicitación por tu amplia y entrañable mirada y mi abrazo de luz, amigo.
    M.Jesús

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    1. Mi atrevimiento no ha sido pequeño: evocar desde el Museo de Bellas Artes de Sevilla, algunos grandes museos internacionales para acabar en el modesto museo de mi pueblo. Gracias por tus amables palabras, María Jesús.
      Besos.

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  2. MI camino preferido era Nervión, Gran Plaza, Eduardo Dato, Puente de no me acuerdo el nombre (bomberos debajo), cruzar la Ronda, Puerta de la Carne, perderme por esas calles estrechas y tortuosas hasta salir a la Giralda y de allí Plaza de San Francisco (tu tocayo) y Sierpes. Si llegas a La Campana puede ser tu perdición la pastelería que hace esquina.
    Un saludo.

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    1. Yo vivo en San Lorenzo y no suelo salir del recinto amurallado, aunque ya sólo quede en el recuerdo. Cuando voy por Campana-Sierpes, más me tienta un café cortado de Catunambú que un dulce.
      Un abrazo.

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  3. Guauuu!!!! qué rica tu Sevilla ! me encantaría conocerla.
    Por ahora: en sueños.
    Me encantó leerte ..
    Fue un placer recorrer contigo esos lugares maravillosos
    Apapachos.

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    1. El mejor regalo que se le puede hacer a alguien que escribe es leerle, si además le pones un comentario como este, todavía mejor. Muchas gracias.
      Apapachos

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  4. Mira que tu Sevilla, mi Sevilla, es bella. Pero leida así es mágica.
    Saludos

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    1. Mil gracias, Inma, por descubrirme en mis letras, enredado entre tus amigas. Tenemos la suerte de habitar esta hermosa ciudad de Sevilla en la que en algún momento nos encontraremos.
      Un saludo afectuoso.

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