Me pregunto qué será de mis dolencias
cuando haya traspasado
el último escalón de la vida
y mi cuerpo no sea tal
sino apenas un mero recuerdo,
una evocación, un tránsito
hacia el Todo desde la nada.
Aquí las ambiciones para siempre,
el desdén, la arrogancia y las prisas,
la mentira entronizándose
a base de repeticiones indignas;
aquí la cronología y allí el olvido,
aquí el yo y allí el Ser.
Es verdad, también temo a lo desconocido,
pero confío en la magnanimidad
en la que espero y me ha dado muestras
de su certeza única.
Me pregunto y no hallo respuesta,
mas mi esperanza me ayuda
a gozar el hoy con la ilusión
de que no voy a ser defraudado.
Aunque muera mi cuerpo a esta vida presente
y no quede memoria de mi pulso en la tierra,
espero. Espero y confío.
Hay preguntas que no tienen respuesta y aún menos científica.
ResponderEliminarUn abrazo.