Se había convertido en algo insaciable.
La joven, con los pies desnudos,
paseaba la orilla al amanecer
soñando en recolectar las medallas
y el gota a gota del ajuar de los Titanes.
Parecía un trastorno,
pero estaba más en la talla de la obsesión:
la mar generosa devuelve
lo gestado en sus profundidades
y lo arribado y transformado
con el incesante martillo de sus aguas:
dádivas generosas y luminosas como sueños.
En cada pieza un mundo erosionado,
una talla genuina donde duerme el tiempo
a punto de sal.
De la virginal entraña de los mares,
un artesanal ejército de seres minúsculos
trabajando sin descanso
para brindar cristales pulidos y cantos romos.
La luz del alba otorga a cada pieza
el barniz oportuno con el que herir la curiosidad
y aquello que comenzó siendo ocio
se hizo en ella médula central de su vida.
Ella es sed insaciable
de la belleza que escupen los mares,
pero tiene que domeñar sus ansias
pues la mar solo esculpe según su capricho.
Alguien lanza o estrella una botella
y los pedazos los arrastra el mar,
tras digerirlos y hornearlos
en el taller de las olas,
devuelve una turmalina, o una esmeralda,
o la piedra preciosa que no alcanzaste a soñar.
"Aunque mi yo enamorado
ResponderEliminarno haga pie en el piélago de tu mar en calma…
Te seguiré “donde habite el olvido”."
F. de Espada y Villarrubia
🌹
Pues fíjate que tuve unos años que también recolectaba en la playa piedrecillas, conchas y cristales pulidos y que todavía conservo en casa. Eres un pozo sin fondo de inspiración. Saludos
ResponderEliminarEs inagotable la generosidad del mar. Sin embargo, se le sigue perjudicando a diario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que las piedras hablan y nos transmiten muchas cosas...No es extraño ver a muchas personas buscando piedras en las orillas del mar...Tienen un misterio que atrae, yo también lo haría si estuviera cerca del mar...
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tu constante inspiración.