El amor no muere nunca,
como no muere la codicia en el avaro
o muere el hambre transitoriamente
para renacer poco después.
Muere la apatía, muere la desidia,
muere el desinterés, muere la pereza
y muere todo lo transitorio,
cuando deambula y se asoma al barranco
donde se agravan los efectos de la gravedad
como suma negativa
que hace imposible volver a elevarse.
El amor no es cosecha terrena,
no germina en un laboratorio
ni se cultiva en invernaderos
sino en lo cotidiano de la vida.
Es una herida dulce en el alma
y no hay ciencia ni patólogo
que pueda liberarla ilusamente,
como tampoco es posible
diseccionar cuerpo y alma
y hacer de una dos unidades.
Tampoco es posible suturarla
y correr el velo de negra sombra
por el que se despeña el desamor
y cuyo traumatismo dura por siempre.
No, el amor no muere nunca,
si en verdad es amor inmaculado.
Así es, el Amor auténtico nunca muere, y cuando dicen nuestro amor ha muerto es porque en realidad no lo había. Saludos
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, Charo.
EliminarUn abrazo.
El amor verdadero nunca muere, por muchos años que pase y en la ausencia del ser amado.
ResponderEliminarFeliz fin de semana. Un abrazo.
No es cuestión de tiempo, Antonia, es un para siempre.
EliminarUn abrazo.
El amor, el verdadero...es eterno y además la mayor prueba de que Dios existe. `porque sólo El pudo crearlo...
ResponderEliminarFeliz semana y mi abrazo.
Absolutamente de acuerdo contigo, María Jesús.
EliminarUn abrazo entrañable.