Donde estuvo la noche,
ahora está raso
y el cielo inmaculado de inocencia.
Donde el viento agitó las aguas
del alero a los cimientos,
ahora es urbe arremangada
hombro con hombro.
Donde el agua desmedida
subvirtió la vida,
el engallado río paseó
por calles y avenidas
y el barro uniformó
a supervivientes y voluntariado.
Donde sobreabundó el pánico
y el caos era la banda sonora,
el amor cooperante
floreció en el talle de abnegada entrega
y dio a luz a una criatura nueva.
Lo que en algún momento se ha visto en la Comunidad Valenciana no era cooperación, era desorganización.
ResponderEliminarComo curiosidad, Granada envió dos helicopteros de transporte tanto de personas como de material, a los dos días se volvieron no contaban con ellos.
Un abrazo.
No hay dudas de que la organización es un caos, pero la movilización externa con deseos de ayudar es una realidad inequívoca.
EliminarUn abrazo.
Lo único que me consuela de esta tragedia es ver la buena gente que está colaborando sin pedir nada a cambio. Todos debemos de ayudar de una forma u otra para que estas víctimas de la tragedia puedan volver a su vida normal.Saludos
ResponderEliminarEstamos de acuerdo, Charo. Esta situación extrema está dejando al descubierto la generosidad de muchos y la mezquindad de algunos.
EliminarUn abrazo.
Mucha gente anónima, de muchas comunidades, se ha presentado allí. para ayudarlos.
ResponderEliminarQue tengas una buena semana.
Y otra mucha gente, Antonia, que está entregando parte de lo que tiene para socorrer a quienes padecen tan grande desgracias.
EliminarUn abrazo.
La vida es un milagro cada día, Francisco...Todo cambia de la noche a la mañana, porque la luz de cada uno la ponemos al servicio del otro...y todo se ilumina...Gracias a Dios, todo va mejorando y mejorará...
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo.