A la explosión del alba
le sucede el ocaso
como el sol va regando sombras
que se agigantan
en la persecución,
para ser de nuevo vencidas.
Una suerte de cangilones:
ahora arriba, ahora abajo,
el tiempo pasa inexorablemente.
Así, a un día le sigue otro día,
a un mes le sucede el siguiente
y a un año otro año.
Lo que nos deparará el futuro
son variables sobre el mismo tema.
La misma melodía,
-el paso del tiempo-
con sus arpegios sorpresivos
que le hace distinto al anterior:
todo igual, todo diferente.
El paso de un día a otro nos trae arrugas nuevas, dolores nuevos.
ResponderEliminarUn abrazo.
No ofrece la menor duda lo que dices, Emilio.
EliminarUn abrazo.
La vida es evolución constante, Francisco...Luces y sombras que se suceden, alegrías y tristezas, vida y muerte, que nos acuna día a día en este largo camino a la eternidad...Reflexivo y real tu poema, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz fin de semana.
Una vez más, María Jesús, gracias por tu análisis.
EliminarUn abrazo.
Y que rápido pasa amigo, siendo joven no se me pasaba tan rápido cómo ahora y cada vez nos acercamos más a ese fin futuro que a todos nos espera. Saludos
ResponderEliminarEl tiempo, en nuestros adentros, pasa de una medición física a una estimación imprecisa nada objetiva.
EliminarUn abrazo.
"Muy cerca de mi ocaso
ResponderEliminaryo te bendigo vida.
Porque nunca me diste
esperanza fallida, ni... "
Me hizo recordar tu poema, ese poema tan bello de Amado Nervo.
Del 2018 en adelante, ha sido ultra rápido para mí.
Abrazos.
Es un honor inmenso el que me haces, Sara.
EliminarUn abrazo.
La vida es una noria que van marcando los cangilones.
ResponderEliminarTracy, a nuestros nietos tendremos que explicarles qué es una noria, que lo que ellos conocen en el parque de atracciones es una derivada sin otra utilidad que el divertimiento.
EliminarUn abrazo.