A la explosión del alba
le sucede el ocaso
como el sol va regando sombras
que se agigantan
en la persecución,
para ser de nuevo vencidas.
Una suerte de cangilones:
ahora arriba, ahora abajo,
el tiempo pasa inexorablemente.
Así, a un día le sigue otro día,
a un mes le sucede el siguiente
y a un año otro año.
Lo que nos deparará el futuro
son variables sobre el mismo tema.
La misma melodía,
-el paso del tiempo-
con sus arpegios sorpresivos
que le hace distinto al anterior:
todo igual, todo diferente.
El paso de un día a otro nos trae arrugas nuevas, dolores nuevos.
ResponderEliminarUn abrazo.