Una bella criatura angelical,
una deidad bajada de las cumbres
de la imaginación más poderosa,
hija de algún semidiós menor;
proporcionada, con las curvas precisas,
con los atributos de la abundancia
equilibrada
y la sonrisa de un ángel celestial;
le cedí el paso y entramos en el ascensor,
donde todo era intimidante cercanía
cercados de cristal y acero;
su aroma trepanó mis sentidos
mientras su estampa quedaba reflejada
en el espejo de la cabina
y casi se resquebraja incapaz
de soportar tanta belleza. Se bajó,
no puedo explicar cómo o cuando,
tampoco en qué piso me dejó alejándose,
mas su estampa quedó impresa
en la luna de cristal y azogue,
mientras yo, herido para siempre
de tan sublime disloque de belleza.
Era un ángel. Te vi trasladado al séptimo cielo. Luego bajaste de la nube a la realidad de todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ni se despidió al marcharse y me dejó con todos los ademanes ahormados para ella, pero nada...
EliminarUn abrazo.
"con las curvas precisas,
ResponderEliminarcon los atributos de la abundancia
equilibrada
y la sonrisa de un ángel celestial" : )
Créeme que con este poema, hasta creo que he escuchado tu voz, describiéndola. Que... ¡te has encontrado a una diosa, no a un ángel, Paco! Más el cierre y luego tu respuesta al anterior comentario ¡Dios! eres extraordinario. Sonrío y me río siendo cómplice tuya en ese momento, jaja.
Recibe besos a millares.
No lo comentes, Sara, creo que eras tú el ángel del ascensor que se perpetuó en el espejo. Ya sé que no nos hemos visto, pero la intuición me indica ese camino. En todo caso, no lo divulgues, ya sabes cómo los celos no son buenos compañeros de viaje.
EliminarBesos estrellados.
De vez en cuando quizá necesitemos "todos" encontrarnos con esos seres angelicales, bien sean mujeres o sean hombres...El alma agradece la belleza y sabe que hay un Creador muy inteligente, que todo lo permite y espera...
ResponderEliminarMi felicitación por tu detallada descripción.
Como muy bien has captado, María Jesús, se trata de la belleza, de su impronta, no de un enamoramiento, sino de la complacencia en la misma.
EliminarUn abrazo.
Tu gentileza es demasiada... nunca daría la talla de estos versos, me faltaría de todo lo descrito. Yo sólo fui testigo.
ResponderEliminarBesos.
Testigo sí, Sara, pero quizá también musa. No niegues tu belleza, pues la tienes, aunque la física no la conozco, pero puedo recrearla.
EliminarBesos idílicos.
Una descripción perfecta de tu mente a tu pluma. La belleza está para ser admirada, hacia ambos sexos o todo lo que la vida y la naturaleza pone ante nuestros ojos.
ResponderEliminarAbrazos Francisco.
Sin dudas es así, Migue, tal como le he respondido a mi amiga María Jesús más arriba. Sin sexo, sino la belleza como ente que hiere la sensibilidad y luego uno la atesora.
EliminarUn abrazo.