Fotografía de Juan Ramón Galán |
Al caer la tarde,
cada minuto es un fragmento
desteñido del paisaje
que, en su caída,
la oscuridad se va
apropiando.
Al alba,
cada instante, cada segundo,
es una despigmentación
de la noche que agoniza.
Amanece,
aflora el sol expandiéndose,
como si se derramase
cima abajo de los montes,
de donde parece surgir
todo el universo;
en cambio,
cuando se ve amanecer
en el mar, el día da a luz
desde el infinito
lejanísimo.
Estás convertido en el hombre mar, creo que ecnotraste allí tu medio ambiente vital, que te pone en contacto con tu "yo" más elevado. Yo que tú, no me movería de allí jamás... hasta alcanzar a tocar con los dedos de tus versos ese horizonte, como extensión de tu esencia, fusionándote.
ResponderEliminarUn abrazo especial, poeta consentido.
Muchas gracias, Sara, por este comentario. Sin dudas, no se trata de un simple lugar de veraneo, sino de un paisaje que está atado a mi infancia.
EliminarBesos.
¡FANTASTICO ! has bordado un tapiz finísimo con hilos de plata. El ocaso, el alba ... me parece ver un gran cuadro con el mar adentro. Qué maestría españolito !
ResponderEliminar"cuando se ve amanecer
en el mar, el día da a luz
desde el infinito lejanísimo "
fascinante , no podría ser más bella esta metáfora. Adoré tus versos.
Apapachos.
En mi blog ama-nazer cada día un comentario que me colma por su bondad, su generosidad desbordada. Con frecuencia pienso en la Costanera cuando los escribo.
EliminarApapachos
Atardecer y amanecer en el mar. Aquí hay que elegir. Si queremos buenos amaneceres y buenas lunas llenas en el mar, la playa debe estar orientada hacia el este. El Mediterráneo es el lugar más socorrido. Por el contrario, si queremos buenas puestas de sol, mejor irnos hacia el Atlántico, a Huelva por ejemplo. Salvo que seas una persona afortunada y te vayas a una isla como Formentera donde puedes disfrutar el mismo día de ambas cosas.
ResponderEliminarUn saludo.