Bicicleta acuática,
—más bien tándem—
donde dos pedalean y todos
pelean
como colosos de los mares
por divertirse
a cierta distancia de la
playa:
toda una hora de aventuras,
de justiprecio,
de exhibición intrépida
donde no ser empequeñecido
por el coro de amigos
más o menos uniformados
por los pocos años
y los deseos audaces
con el que obtener
el laurel de los valientes
o en su defecto,
el más sagaz y diestro,
también el más divertido.
Este poema luminoso me lleva al recuerdo de mis hijos, mi hermano , mis nietos que se conocen y practican todos los deportes de agua, de mar ...La sensación es maravillosa , dicen.Creo que debe sentirse uno totalmente libre . ¡qué lindo !...
ResponderEliminarApapachos,
bueno, si miras la foto el de alente está en la gloria, ni pedalea ni pelea¡¡
ResponderEliminarvaya¡
Saludos de mis olas.
Un beso.
Divertirse y quemar algunas calorías.
ResponderEliminarMejor el hidropedal que el "pedal" de sangría.
Un saludo y ojo con el sol que no bromea.
Un juego muy atrayente y completo...amigo. Imagino el disfrute y la plenitud de estar juntos y en brazos del mar, de su frescura, su brisa y sus matices...Una auténtica gozada...Mi gratitud y mi abrazo por tu creatividad veraníega.
ResponderEliminarFeliz domingo, amigo.
M.Jesús