En la cabalgadura de las
olas,
ondulaciones que se elevan
sobre la planicie azul
con tonalidades verdes,
agua desbocada y traviesa
que se encrespa hasta
estrellarse
en la arena mojada
—marineramente rebalaje—
con crespones blancos;
en esas cabalgaduras,
mi juventud remota e
intrépida;
pulso exaltado, latido
acuático
incesante, continuo, seriado
y su música salobre
poniendo el compás a la
melodía
aparentemente monótona,
rítmica, mas no monocorde
sino intérprete de la
partitura
que el autor garabateó
en el pentagrama líquido,
archivado en la memoria
de las simas marinas y de
los vientos.
Gracias por traerme el rumor de las olas este lugar distante en el que me hallo.
ResponderEliminarEste fin de semana tuvimos viento de poniente y el mar se vistió de espuma blanca que ondeaba a periodos constantes, una divinidad. Se me fue la edad y las circunstancias de correr las olas, pero ¡cuánta hermosura!
EliminarBesos.
Bendito viento, siempre libre.
ResponderEliminarUn beso.
Feliz semana.
Ese viento aquí es fresco y trae aromas del Atlántico o tal vez de la Atlántida.
EliminarBesos.
Preciosa entrada, envuelta en recuerdos de los tiempos mozos que emana belleza y vida.
ResponderEliminarLa Madre Naturaleza, siempre eterna y generosa...
Gracias por estos regalazos...
Amistosamente.
Mari Carmen.
Es una delicia, Mari Carmen, hablar o escribir y tener que le preste atención. Eres muy generosa conmigo. Gracias.
EliminarUn abrazo.
¡He encontrado un fragmento de mi jade blanco purísimo ! ¡UNA DIVINURA ! Un gozo, españolito lírico.
ResponderEliminarPresumo que siempre andarás montando esas cabalgaduras marinas y creo también que siempre escucharás la dulce melodía de tu mar. Sencillamente porque ambas están encerrados en un huequito de tu corazón., "GENIO Y FIGURA "...
Apapachos.
¡Qué bonito lo que me dices, María del Carmen, pero parece más salido del corazón que de un análisis! Gracias, gracias, gracias.
EliminarApapachos.
¡Mare mía! nunca pensé que el mar fuese capaz de inspirar tanto a una misma persona.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Pues todavía quedan unos cuantos, Elena. Lo que comenzó como consecuencia del verano y el mar, se ha convertido en un libro monotemático.
EliminarUn beso.
Solo cuando se nace y crece con la proximidad del oleaje y aroma marino, se puede escribir de esa manera...vibrante y melodioso como las olas del mar..besos-.-
ResponderEliminarGracias, Mirella. Estas palabras en tus labios tienen aroma caribeño.
EliminarBesos salobres.
Con una dulcísima e inédita melodía que embarga todos los sentidos... hasta acariciar la conciencia.
ResponderEliminarBeso de anís al poeta en ese entorno, que lo sublima.
¡Qué bonito, Sara, qué bonito! Muchas gracias.
EliminarBesos salinos.
Me encanta esa cabalgadura de las olas, donde a veces nos remontamos a la juventud, a los sueños, a la ilusión, a la fortaleza...El mar nos da lecciones de vida todos los días y tu vas apuntando en tu cuaderno de poesía fiel y líricamente.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
M.Jesús
De alguna forma, María Jesús, vivir es recordar a ciertas alturas. Gracias, fiel amiga.
EliminarBesos.