Aquella niñez, aquellos
veranos,
aquel tiempo dilatado
ahora arrullado con el rumor
de las olas en el oído
interno
como ermitaño en caracola
que dormita el regusto
de lo ampliamente vivido.
A pesar de la distancia,
de los muchos atardeceres
que de nuevo alborearon,
a pesar de todo lo
acontecido,
mi verano de hoy
—menos agitado—
sigue enrolado con fidelidad
a aquellos veranos
que mi memoria atesora.
¿Sabes, amigo? Leyendo tu poema me has traído los recuerdos de mis veranos en la infancia, aquellos veranos tan maravillosos que allí quedaron: en el recuerdo de la memoria de mis días.
ResponderEliminarGracias, por esta entrada, dedicada a aquellos veranos, porque los de ahora, nada tienen que ver.
Un beso.
Tu comentario confirma mi teoría que todos somos más similares de lo que imaginamos. No es el tiempo el que cambia, somos nosotros, nuestra memoria la que queda anclada a un momento, a una época.
EliminarBesos.
Los veranos de la infancia son muy, muy especiales, ¿verdad? Es una lástima que una vez pasada esa etapa ya no puedan repetirse: menos mal que siempre nos acompañará su recuerdo.
ResponderEliminarAbrazo!
Los de ahora, para mí, son otros veranos; el mismo tiempo, pero actividades diferentes. Que disfrutes tu verano con tu pequeñín que ya no lo será tanto.
EliminarDos besos.
Qué maravilloso debe ser tener esos recuerdos . Esos días de la infancia. que siempre vuelven . A veces los disparadores son simplemente palabras, imágenes, conversaciones
ResponderEliminarque desatan un mar de recuerdos.
Yo no los tengo . "La mente se defiende y borra " dice mi psicóloga. Seguramente es así.
Te dejo besos de miel.
Apapachos.
Dices deben ser, imagino que refiriéndote a los veranos en el mar, pero todos tenemos memoria de un tiempo de ocio en la juventud donde nada tiene que ver con el hoy. ¿Acaso es la misma Costanera la de hoy que la de 40 años atrás?
EliminarTú no has gozado del mar, pero "aquellos tus veranos" tampoco son los veranos del hoy. Y todo ello porque la memoria es selectiva y archiva lo agradable para que lo volvamos a disfrutar una y otra vez en cada recuerdo.
Apapachos.
Nunca se olvidan. Las vivencias de la niñez se quedan para siempre grabadas en nuestro recuerdo y en nuestra piel.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso es, Cayetano, y bastante mejor que los acontecimientos de la semana pasada.
EliminarUn abrazo.
Veo que estos días la nostalgia lo impregna todo. Sigamos disfrutando de este verano que, aunque mermado, es el que tenemos. Un abrazo.
ResponderEliminarLlega un momento en la vida en el que el pasado tiene más fuerza que el presente y quiere hacerse notar, por eso me brota a modo de memoria más que de nostalgia. No cambio mi presente por el pasado, pero este me da mucho juego para este libro que tal vez de llame "Memoria del Mar".
EliminarUn abrazo.
Hace unos días subí a Google un texto de Rilke que me gusta y con la que estoy de acuerdo "La verdadera patria de un hombre es su infancia"
ResponderEliminarTodo lo vivido en aquella época nos ha marcado, nos ha enseñado y a día de hoy nos acompañan esas vivencias.
Bss
Creo, Katy, que la patria es toda, pero sin duda la niñez y juventud marcan; marcan ese tiempo despreocupado donde el objetivo es vivir. También debería serlo la vejez, pero el miedo a la ancianidad, a las limitaciones físicas y cognitivas no nos permite disfrutarlas plenamente. No obstante, ya me conoces y sabes que soy feliz en mis circunstancias presentes y no las cambiaría por nada: soy lo que he venido a ser.
EliminarBesos.
Todos los veranos vividos se encuentran en el acontecer del verano de cada año-
ResponderEliminarUn beso.
Toda la vida en el presente de la memoria, al menos aquella que más nos interesa no olvidar, lo lúdico, lo placentero.
EliminarBesos.
Es normal que la infancia venga a nuestra mente,al fin y al cabo son las primeras cosas vividas las que nos han enseñado que estamos en este mundo, y que aunque vamos cambiando, año tras año todos los recuerdos de la infancia son los que unas veces nos hacen reír y otras no tanto pues no siempre la infancia es de los mismos colores,unas veces los colores son muy vivos y otras tiran más a gris Pero todos ellos son parte de nosotros.Un abrazo.
ResponderEliminarLo que dices es cierto: también hay sufrimientos en esa etapa de la vida, pero he tratado de borrarlos de la memoria porque quiero vivir en plenitud mis "días de aplomo".
EliminarBesos.
Que bello expresas el tiempo actual..en mi caso es igual, mis veranos son mas tranquilos pero nunca olvidaré lo feliz que era llegar a la hermosa herradura que formaba la playa donde nos llevaban de pequeños..o bajar de "el burro" como le llamábamos a la lancha que nos llevaba a la isla de Plata...era llegar y soltar los zapatos y la ropa que sobraba para correr a sumergirse entre la espuma de las olas que rompían en el Pacífico, o en la quieta y azulada isla del caribe..tu relato despierta muchas nostalgias en mi memoria, recuerdos que solo se convertiran en arena cuando yo parta a buscar otras mareas....bss..
ResponderEliminarUn día, Mirella, nos sorprenderá un golpe de mar y nos iremos más allá de las estrellas, pero nuestros recuerdos son la historia personalísima que hemos vivido.
EliminarBesos.
Aquellos veranos siempre llegan a rescatarnos en las situaciones más emergentes, o a confirmarnos los felices que somos.
ResponderEliminarUn beso anisado.
Si es tal como cuentas, Sara, estoy convencido de que nos confirman momentos felices; no obstante, a pesar de mis circunstancias físicas, nunca he sido tan feliz como ahora.
EliminarBesos marinados.