Cuando el sol declina,
se empiezan a plegar
las sombrillas,
a sacudir la arena de las
toallas
y el abandono comienza
a hacerse evidente.
Pero el vacío no existe:
lo que ahora es,
luego será sustituido.
Desapareció el vendedor de
pasteles,
no así los subsaharianos
y sus quincallas e
imitaciones.
Cuando la desbandada
son calvas visibles en la
arena,
aparecen los vuelos rasantes
de las hábiles recogemigas
charadriiformes,
porque lo que a unos sobra
a otros satisface.
Debe ser maravilloso ver las gaviotas al anochecer. Al fin dueñas de la playa !...
ResponderEliminarMe encantaría verlas . Las imagino ...
Precioso tu poema COMO SIEMPRE.
Te dejo un regalo pequeñito ( es de una argentina ) un HAIKU muy particular.
" Pasa una gaviota
El mar la llama.
¡Ayyy !...
Suspiro.
Geo Nacif.
Apapachos.
La verdad es que es un momento mágico donde la naturaleza vuelve a ser ella misma. Gracias por engrandecer este lugar con tan sutil haiku.
EliminarApapachos.
Entonces empieza el momento en que de verdad la playa se reencuentra con ella misma.
ResponderEliminarDentro de unas pocas horas comenzará de nuevo el trasiego de toallas y sombrillas y los que salieron temprano para correr o andar entre las arenas se volverán a sus casas.
Un saludo.
Así es, vuelve por unas horas a lo que es natural, pero queda la faena de las máquinas que limpian la arena.
EliminarUn abrazo.
Con tanta gaviota y el cielo azul pensé en un principio que ibas a hablar de cierto grupo político. Jejeje.
EliminarEsa gaviota de tierra adentro no me interesa, Cayetano. Allá ellos y sus votantes.
EliminarUn abrazo.
Pudiera parecer un paisaje triste, pero es la mejor manera de atiborrarse de la belleza de una playa.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Es un reciclaje muy necesario, porque aunque hay cubos selectivos de basurra, la gente es como es y no podemos pedir más.
EliminarBesos.
A mí las gaviotas...¿qué quiere que te diga? No obstante el poema en tu línea. Pronto vuelvo pa casa.
ResponderEliminarYo tampoco le entro a las gaviotas, pero comparto con ellas el gusto por el pescado y me parece muy curiosa la actitud que he tratado de describir de limpieza de residuos que vamos dejando por las arenas.
EliminarUn abrazo
A mucha gente no les gusta las gaviotas, a mi si me gustan y creo que se meten en las ciudades porque ahora no les dejan nada en en el mar para comer. Por eso me gusta tu poema, y porque en el nos describes la belleza natural de la playa.Un abrazo..
ResponderEliminar¡Olé! Gracias por la defensa, Katiuska. Las gaviotas son las palomas del mar. A mí me gusta fijarme en la belleza de sus planeos, los vuelos rasantes, las alas desplegadas y el desplazamiento sin agitarlas... Hay animales más bellos, pero es un bello animal.
EliminarLo que estoy intentando, con desigual fortuna, es describir día a día lo que uno ve y vive en la playa. Evito hablar de las relaciones entre la estrecha vecindad, aunque en Marbella no suele haber estrecheces en la playa, y si con todo aquello donde se place mi espíritu observando.
Besos defensivos.
Me encanta pensar que no existe el vacío, Francisco.
ResponderEliminarMás que un escrito, una pintura.
Un fuerte abrazo.
HD
Gracias, Humberto, por la maravillosa intención que has puesto en tus cortas y amables palabras.
EliminarUn fuerte abrazo.
Ya sabes que las gaviotas no son santos de mi devoción.
ResponderEliminarYo tampoco les rezo ni me sirven de ejemplo, pero ahí están ellas y yo mirando cómo evolucionan.
EliminarBesos.