No llueve. Menudea
con monótona languidez,
sin llegar a ser lluvia,
sin que sea un tiempo propicio.
Se me han quedado los pasos
entumecidos,
en retaguardia del momento venturoso;
tampoco pude sacar la foto apetecida,
la imagen con la que satisfacer
tu espera.
El día se ha dormido
en pleno despertar, entre bostezos:
me dispongo a la espera
de otro momento y
te emplazo
a callejear de mi mano
asidos a la memoria.
Quizás alguien nos vea y repare en nosotros,
¿pero acaso alguien sabrá interpretar
nuestros sentimientos?
Y si no lo saben, se lo inventan, estos no interesan.
ResponderEliminarSaludos
Los inventos suelen ser temerarios, Emilio, y mejor no tomarlos en cuenta.
EliminarUn abrazo.
¿Qué importa si no lo saben? los sentimientos son de quienes los comparten el resto no importa.
ResponderEliminarTu poema me ha gustado mucho al igual que la imagen que lo acompaña
Saludos.
PATRICIA F.
Muchísimas gracias, Patricia, por tu día a día de la mano de mis palabras.
EliminarUn abrazo.
La lluvia a veces nos asusta, pero cuando cae tan lánguidamente nos está invitando a salir y a saborearla, Francisco...Es importante recuperar los sentimientos del ayer, que siguen presentes.
ResponderEliminarBello e inspirador, amigo.
Vuelve a lloviznar esta mañana, María Jesús, y vuelvo a mis precauciones de mayor. Esta llovizna que en mi infancia sería ocasión de fiesta, ahora es de encierro: me calaré hasta los huesos de palabras.
EliminarUn afectuoso abrazo.