Veo árboles
desnudos,
con sus brazos
ateridos, suplicantes,
retorcidos,
desamparados, que
elevando una
plegaria a los cielos
duermen la espera
interminable
de una primavera
que todavía es promesa.
Veo deambular
personas
arropadas en
harapos, silentes,
arracimados en su
desamparo, que
haciendo por no ser
vistos
envuelven sus
necesidades en la promesa
de una dignidad que
les ha sido escamoteada.
Veo el desolador invierno
de esta pandemia
haciendo estragos
entre “los nadies”,
entre esas ramas
desnudas y retorcidas
que la sociedad soterra
sin una brizna de sabia,
sin otra aspiración
que sobrevivir al hoy
para seguir
esperando respuesta
al suplicado pan nuestro
de cada día.
Veo lo que no todos
vemos, pero existe.
Com esta Pandemia (nem) imagino o quanto sofrem os sem-abrigo.
ResponderEliminarPoema muito atual e fascinante de ler
.
Um domingo feliz
Cuide-se
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Muchas gracias, Rykardo.
EliminarAbraço.
Con la pandemia y el confinamiento parecía que la naturaleza había recobrado bríos y se mostraba capaz de remontar ella sola; pero llegó el temporal de nieve y viento y nos encontramos con muchas ramas tronchadas que se sumaron a esas otras ramas humanas que se quedaron rotas por el camino.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ese mismo azote alcanza a las personas, esas ramas desgajadas por el excesivo peso de la vida.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
La cuestión no es verlo, es decirlo, es como el cuento del rey desnudo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Algunos no empeñamos en lo ver la realidad, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Días tristes los de esta semana, con los datos de la pandemia subiendo sin parar, las calles desoladas, la lluvia y el viento barriendo los edificios y el ambiente extraño, como si acabara de sacudir el mundo un terremoto.
ResponderEliminarUn saludo
El mundo entero no ha sufrido un terremoto, pero en Granada y provincia estamos teniendo varios al día, algunos bastante fuertes, como el de ayer de 4,4 y, en ciertos sitios, de 5. Y esta mañana otro de más de 3.
EliminarOjalá nos sacuda el sufrimiento ajeno, Carmen, y nos haga un poco solidarios.
EliminarUn abrazo.
Así suele ser, Senior Citizen, cuando creemos que ya no podemos con más castigo, un zarandeo que agita todo y suma un peligro a otro.
EliminarUn abrazo.
Tristísima situación la de tantas personas que se nos hacen "invisibles" a los ojos de los que estamos mejor y esque no hay peor ciego que el que no quiere ver...Alguien ( o todos) tendría que remover conciencias y no permitir tanta injusticia para el que nada tiene.Saludos
ResponderEliminarNo lo son, Charo, pero los invisibilizamos para no sentirnos incómodos. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Francisco, casualmente hace un rato caminaba por enfrente de casa, contemplaba los pinos de la Dehesa, todos están rotos, sus ramas retorcidas pidiendo auxilio...Ese ambiente de tristeza me recordaba tantas personas necesitadas, deambulando por las calles, sin casa, ni abrigo. La naturaleza es sabia y nos grita solidaridad y generosidad...Estos tiempos de evolución nos deben cambiar a todos. Nuestro espíritu debe fortalecer sus valores humanos.
ResponderEliminarMi felicitación por tu atenta sensibilidad.
Mi abrazo y mi cariño.
Ese es el grito al que he querido sumarme, María Jesús. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es imposible, no verlo cuando caminas por la ciudad...otra cosa bien distinta es no querer verlo.
ResponderEliminarBesos
Haces la distinción oprtuna, Antonia. No vemos o no nos enteramos de lo que no queremos.
EliminarBesos.
El ambiente es desolador, habrá que ponerle ganas.
ResponderEliminarAl menos salvemos nuestra conciencia no cerrando los ojos y dándonos en la medida posible.
EliminarUn abrazo.
Lo de las personas que viven en la calle es algo que clama al cielo y que nadie resuelve. Es cierto que algunas de esas personas son difíciles de albergar, pero habría que intentarlo con albergues adaptados a ellos.
ResponderEliminarSon personas difíciles porque salen de los cánones comunes, pero ellos están necesitados de atenciones específicas y esta sociedad debería ofrecerles soluciones dignas. La persona que acaba en la calle termina por deteriosrse psíquicamente.
EliminarUn abrazo.
Un poema desolador, que triste lo que otros no pueden ver y existe. Saludos amigo.
ResponderEliminarComo la misma vida, Sandra, donde no todo son sonrisas.
EliminarUn abrazo.
Francisco, es la pura realidad, así están las calles de este "primer mundo"
ResponderEliminarLa desolación anda con ojos tristes y asustados por todos lados.
Y el Pan Nuestro De Cada Dia no llega a todos. La foto impacta.
Abrazos
Ah querido amigo! Cuánta desolación, más el invierno. Aquí el verano descubre lo mismo por las calles donde el calor llega a veces a 45 grados. Terrible realidad al descubierto. Impotencia del que pasa, mira y sigue con dolor o indiferencia, pero que mira y sigue. Abrazo
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