Los ecos
nostálgicos de un bolero
me rozan el alma
y me transportan al
ayer
de aquel viejo salón
de baile familiar,
donde las parejas
se arracimaban
en castidad
y daban suelta a la
fantasía
en los alegres
sones de un pasodoble.
En aquella remota España,
─en su despertar─
ya sonaba en la
radio
la estridencia
pegadiza del rock,
pero en el medio
rural, más carpetovetónico,
permanecía fiel a
sus tradiciones.
Vuelven desde el
ayer
los sones acústicos
que acompañaron mi
infancia
y se arremolinan
confortándome
y delimitando los
confines del hoy.
¿Qué van a contar unos jóvenes que hasta el baile les han quitado?
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo, Emilio, que la juventud es belleza en sí misma y que ellos deben estar encantados con sus modos de divertirse y hasta lo recordarán y añorarán cuando lleguen a mayores.
EliminarUn abrazo.
Los de mi juventud urbana éramos más de guateque, con Los Brincos, Los Sírex, Los Bravos... Eso hace que nos suenen los pasodobles y los boleros como cosas de pueblo y de los mayores. No hay músicas bailables mejores ni peores solo hay buenos o malos recuerdos asociados a todo ello.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
No es tanta la diferencia a mi favor, pero haber nacido en una familia con salón de baile... Luego, en los 60 me enganché a esos nuevos ritmos grupos de los que Hablas.
EliminarUn abrazo.
Poema muito bonito. A minha admiração, elogio e aplauso
ResponderEliminar.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Abraço
Muchísimas gracias por tanta generosidad, Rykardo.
EliminarAbraço
En este sentido recuerdos los bailes del Casino Obrero de Béjar, celebrados una vez al mes hasta que esta maldita pandemia nos vino a visitar. Desde la calle Mayor oíamos la música de los boleros y los pasodobles que deleitaban a los miembros en un paladeo mensual de homenaje a los años de su juventud.
ResponderEliminarUn saludo
Te agradezco mucho tu aportación, Carmen, aunque por tu edad hablas de lo recientes y yo he ido muy atrás en el tiempo.
EliminarUn abrazo.
Pues entre el poema y comentarios te busco en la foto y no te encuentro.
ResponderEliminarUn abrazo .
No estoy ahí, Chelo. Ahora no bailo, salvo que tu me lo pidieras.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Qué bonito recordar los bailes del ayer. Nosotros antes cada domingo íbamos a recibir clases de baile de salsa, merengue, bachata, ... lo hemos suspendido por el maldito bicho que nos acosa a todas horas. Ya volverán cuando se pueda.
ResponderEliminarAbrazos
Cuando sea posible retoma esas clases, Isa. Aprovechad vuestra juventud para pasarlo bien sin hacer locuras.
EliminarUn abrazo.
Todavía hoy me siguen fascinando los pasodobles y el vals...cuantos recuerdos tengo yo también.Saludos
ResponderEliminarMe alegra haber refrescado tu memoria con algo agradable. Ahondemos en la memoria de lo placentero, Charo, pues es una forma de volver a vivirlo.
EliminarUn abrazo.
Yo más que de pasadoble he sido de bailar otros ritmos. aunque también me gustaba bailar esas baladas lentas, que tambiém ponían en las discotecas.
ResponderEliminarBesos
Tu comentario habla de tu juventud, Antonia. Yo me he remontado por delante del nacimiento de las discotecas, cuando el baile se hacía con una orquestina en vivo.
EliminarBesos.
Ayer estabas muy manriqueño y hoy muy bailongo.
ResponderEliminarRenovarse o morir, querida Tracy.
EliminarUn abrazo.
¿Queréis creer que nunca he bailado el pasodoble? Y soy más antigua que vosotros...
ResponderEliminarTe creo, pues hay gente que no han bailado nunca y algunas que se reservaban para "los lentos". Es cuestión de gustos. Si has bailado otros ritmos, recuerda también esos momentos y vuelve a disfrutarlos.
EliminarUn abrazo.
Al leerte recuerdo mi juventud, los bailes donde siempre fui la primera en asistir y no se terminaban hasta la madrugada, pero me case con un hombre que no sabe bailar.... Saludos amigo.
ResponderEliminarPues sí que bailé otros ritmos. Mis primeros bailes fueron con el Twist y el Rock, pero no teníamos discos de pasodobles ni nadie sabía bailarlos.
ResponderEliminar