Tu ojo, mi espejo,
el destello opaco
en el que mirarme
y vernos ensamblados,
anillados a un destino común
por nuestra limitada
eternidad.
Tu ojo, el álbum
donde se recopila nuestro
ayer,
compilando nuestro devenir
irisados de por vida
a un mismo y deseado
destino.
Tu ojo, la mirada
que me pastorea,
la secuencia fílmica
de mi vida en tu vida,
nuestro cinema paraíso.
Tu ojo, el crisol
de todas las luces
y de las tenebrosas sombras,
la convergencia de ambos,
la retina macular que me
retine
entre conos y bastones
que me conducen.
Tu ojo, la espiral en la que
perderme
hacia tus adentros.
Una ventana en la que mirarse mientras revolotean al otro lado pájaros y mariposas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Las mariposas de las inquietudes, esas mariposas del amor.
EliminarUn abrazo.
Tu poema me ha hecho recordar a mi marido y su forma especial de mirarme....cunato lo extraño.Saludos
ResponderEliminarGracias por elevarme tan alto, Charo.
EliminarUn abrazo.
Muy poético sin duda. Nada hay más hermoso que mirarse en unos ojos y encontrarse.😘
ResponderEliminarMuchas gracias, Katy. Especialmente si ese ojo amado tiene problemas.
EliminarUn abrazo.
Un poema muy significativo y lleno de ternura y cariño como siempre destilas en estas situaciones. Un abrazo a los dos .
ResponderEliminarMuchas gracias, Chelo, por leer un poco más allá.
EliminarUn abrazo.
Que hermoso poema amigo Francisco, saludos a la distancia.
ResponderEliminarHermosos son los ojos que leen y valoran lo que escribe otro, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Francisco, estás que te sales ¿eh?
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