Celos de tu reloj,
del brazalete que se amolda
a tu muñeca y se acompasa
al ritmo de tus latidos
haciendo son, emulando
la música de tu corazón al
que aspiro,
el sonsonete que me desvela.
El muy ladino, aunque no lo
percibas,
espía cada uno de tus
movimientos vitales:
detecta cuándo subes o bajas
la escalera,
cuenta tus pasos
y las veces que late tu
corazón por minuto;
las horas que duermes y, me
temo,
que conoce tus sueños
y puede que también los
interprete,
según la fase lunar
o las calorías consumidas en
tu día a día.
En síntesis, celos, muchos
celos
de que otro te palme
las veinticuatro horas del
día,
mientras yo mantengo este
ansia
que en ti nunca se
satisface.
Celos del reloj, del recogepelos, de la pulsera... hasta del aire que respira.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Si le llegas a poner música te encaramas en los Cuarenta Principales.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Relojes espías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya lo anunció George Orwell, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Terminaremos sintiendo celos, envidia y creo que hasta profundo miedo, de estas máquinas sofisticadas que pegadas a nuestros cuerpos saben más de nosotros que nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Con cada nuevo invento, como si del Gran Hermano se tratase, vamos perdiendo algo de intimidad. A este paso, no van a quedan rincones oscuros por desvelar, Jorge.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, no me extrañas que tengas celos del reloj
ResponderEliminarCon todos los artilujios que tenemos y que nos espían, ya no somos tan anónimos.
Abrazos
Las cámaras en las calles y en los comercios, los relojes inteligentes, las redes sociales... Se acabaron los secretos, Isa.
EliminarUn abrazo.
Tengo uno de esos relojes que me regaló mi hija y el muy "chismoso" me dice que me acuesto muy tarde. Lo encuentro práctico sobre todo a la hora de caminar que me indica los pasos y kilómetros que hago, los latidos del corazón y las calorías que quemo....si Don Hilarión viviese en estos tiempos se asombraría. Saludos
ResponderEliminar"Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad", Charo. Nos queda adaptarnos a ellos, así que ¡adelante!
EliminarUn abrazo.
Son interesantes esos relojes, que te indican la distancia que has caminado. A veces te gusta cuando te has dado una caminata, la distancia que has recorrido.
ResponderEliminarBesos
Sí lo son, pero el día que uno no puede salir a caminar parece que no le gusta nada.
EliminarBesos.
Creatividad y sentido del humor en tu poema, Francisco. Es cierto que la tecnología corre que vuela, mientras que los valores humanos van muy despacio. Ojalá que esta experiencia vírica nos sirva a todos para reflexionar y enriquecer la perspectiva del espíritu.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu constante buen hacer.
Con la que está cayendo no queda más remedio que reírnos un poco, María Jesús. Gracias una vez más.
EliminarUn abrazo
Interesante visión de un simple reloj a primera vista, pero la verdad es que está resultando ser un chivato posesivo jajaja.
ResponderEliminarMe encanto tu poema.
Besos
Bueno, Musa, el reloj no es tan simple, pues no se puede dar más al tiempo de la hora en punto. Jajajaja...
EliminarBesos.
Que bonito poema. Aveces se sienten celos de cualquier cosa. Ese reloj no me gusta. Saludos amigo
ResponderEliminarCreo que te gustan las cosas más simples, más directas, Sandra, y no te falta razón.
EliminarUn abrazo.
Desgraciadamente la vida modern ha hecho imprescindibles a objetos que lo tienen todo para ser acompañante ideal, pero sin serlo.
ResponderEliminarTienes toda la razón, Tracy. Disculpa la tardanza.
EliminarUn abrazo.