Vino mayo con paso mullido,
como queriendo hacerse el
distraído,
pero a lo lejos suenan
cánticos florales
de ancestral regusto a
nardos
y a rosal intrépido que
incesante trepa
buscando las alturas.
Cambiaron la hora, pero el
alba
madruga risueña descorriendo
los visillos
y ofertando su luz generosa.
Como a tantos, nos robaron
el mes de abril
y es muy posible que con mayo
nos hagan otro expolio;
en cambio la Naturaleza
sonríe satisfecha
y goza alegre a salvo de
nuestras agresiones.
Mientras las calles no se
vistan
de alegres muchachas y la
brisa meza
sus faldas y sus cabelleras con
alegría,
estaremos en una inseminada
primavera.
Después de Abril aguas mil, Mayo no se queda atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero estos meses rompen todos los pronósticos y todo el refranero, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Ya va quedando menos para que podamos disfrutar de las calles y los parques. Aunque habrá que guardar distancias. Ya van saliendo las muchachas y el viento mece sus melenas y faldas, pero no las ves porque no coinciden vuestros horarios :-)
ResponderEliminarAbrazossss
Me has llamado viejo de forma muy elegante, Isa, pero además es cierto.
EliminarAbrazos.
Así es: nos robaron abril y mayo va por el mismo camino. Al final, eso de la cuarentena habrá que cambiarlo de nombre. Mejor ochentena.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco. Cuídate.
No sabemos, Cayetano. Acabo de oír al líder de la oposición negar una siguiente prórroga. Lo que no sabemos es si nos devolverán lo invertido en encierros o para qué han valido de ser así.
EliminarUn abrazo.
Solo lo hacen por llevar la contraria. Los mismos que acusan al gobierno de haber actuado tarde, cuando apenas había fallecidos, son los que presionan ahora para que se levante el confinamiento con la cantidad de contagios que hay. Me parece un juego de locos.
EliminarUn abrazo, Paco.
Tienes toda la razón, Cayetano.
EliminarEl mes de mayo entró con la belleza de la primavera, igual de siempre. Sólo los seres humanos, nos encontramos con una vida muy diferente y no estamos disfrutando de él como en otros años.
ResponderEliminarBesos
¡Lo alborozada que estaría tu cámara gozando mayo en todo su esplendor! Otra vez será, eres joven.
EliminarBesos.
Hola Francisco, que hermosa poesía. Las imágenes son encantadoras, aunque tristes en cierto sentido. El encierro en nuestra Patagonia será por muchos meses, recién estamos en otoño y no podemos bajar la guardia. Pienso que nosotros mismos nos hemos robado el placer de disfrutar de la Naturaleza. De todos modos, podemos deleitarnos con tus poesías, que son un bello diario poético de lo que está pasando. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sylvia. Has logrado revertir todo hacia mí, a pesar de mis escasos méritos.
EliminarUn abrazo.
Si Francisco, mayo nos trae aires nuevos y aunque tememos, que también nos lo roben. La gente va saliendo y volviendo a la vida.
ResponderEliminarMi abrazo por tu constancia y amor a las letras.
No soy bueno, pero sí constante, María Jesús. Ayer salimos por la tarde y nos volvimos antes de lo previsto: no me gustó el alboroto de la gente. Creo que esto no se ha acabado y es posible que echemos por tierra lo invertido en autosecuestro.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me has hecho recordar la canción de Joaquín Sabina ¿Quién me ha robado el mes de abril?, esperemos poder disfrutar de mayo, aunque solo sea de diez a doce y de siete a ocho de la tarde.
ResponderEliminarSigue cuidándote.
Un abrazo
Y que aquellos que salen al mismo tiempo que nosotros se comporten con cordura.
EliminarUn abrazo, Julia.
Los meses , como todo en la vida,no son unos días determinados, son las personas que los llenan, y hasta que se normalice la vida en las ciudades con esas personas, no llegará mayo con sus flores.
ResponderEliminarCorrecta interpretación, Tracy. Los meses, como otras medidas, de dejan de ser convencionalismos. ¡Flores para ti!
EliminarUn abrazo.
Sentido poema. Hay que acostumbrarnos al nuevo estilo de vida y a este bichito malo que no se ira pronto. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarY que se ha extendido por todas las latitudes, Sandra. ¡Quién lo iba a imaginar!
EliminarUn abrazo.