06 mayo 2020

ERA EL DESPERTAR




Habían venido de Valencia
y tanto el habla como las costumbres
eran algo extraño y atractivo;
en el pueblo todo era mortecino,
salvo en fiestas,
donde se multiplicaba
el escaso alumbrado público y el ruido
de la orquestina que acababa con la monotonía
sacándonos de lo cotidiano por cuatro días.

Era un tiempo de la rompa de los domingos
y de la de diario, donde los televisores
se encaramaban en un estante bien alto
de escasos bares,
convirtiendo en cines improvisados
el bullicio ocioso de aquellos días remotos.

Y resultó que tenía un “pikú”
y una manera amable de entender
 la sociedad del momento;
como consecuencia, tardes de castos guateques
y limonada, que pronto despertarían
a otros sueños de inocencia marchitada.

Era el despertar de una juventud amodorrada
que acabó colgando los bostezos
con el alud cálido y desmelenado del turismo.

7 comentarios:

  1. Y cuando el disco pegaba brincos o estaba rayado, le poníamos una peseta en la cabeza del brazo de la aguja.
    Un abrazo, Paco.

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  2. Pikú es igual a tocadiscos, esos aparatos que hoy se venden como cosas raras y "vintage" que utilizaban los abuelos, donde se ponían unos discos grandes o pequeños pero negros y con un agujero en el centro.

    Un abrazo

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  3. Ese despertar fue mágico, nos enseñó a todos a ver la vida con otras perspectivas. Es bueno recordarlo y ahora cuando volvamos a la calle lo hagamos con la misma ilusión de descubrir la vida.
    Mi abrazo y mi cariño, Francisco.

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  4. Recuerdo bien aquellos guateques con los amig@s y lo bien que lo pasábamos sin necesidad de beber alcohol.Saludos

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  5. La música, siempre está presente en nuestras vidas.

    Besos

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  6. ¡Qué bien lo has descrito, Francisco!

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  7. Tiempos de sana convivencia en que todos ae conocían y se podía confiar a obos cerrados.
    Un abrazo.

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