El egoísmo, esa ceguera
que sólo permite mirar hacia
adentro,
es el rayo en la tormenta,
el cegador que todo lo
acapara
y de todo quiere ser imagen
y epicentro.
Perder la visión periférica
es negar o cegar la luz del
sol,
es tratar de canalizarlo
hacia un foco único
y perverso, es deformar lo
creado
haciendo del otro ignominia
y despojos.
En su mirada una
transmutación,
un mar de arena y sed
insaciable
que canaliza todos los
vientos
hacia la mesana de su único
velamen.
El egoísmo, ese virus
que no llega a pandemia,
ese MI mayúsculo e infecto
que niega la otredad a fuer
de perverso.
¿Que no llega a pandemía el egoísmo?, en estas fechas junto con el Covid-19 el egoísmo son los virus que se han hecho más visibles, como el corona, a unos les afecta más que a otros e incluso hay personas que no les afecta nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
No llega a pandemia porque no está generalizada, aunque sí abundante, Emilio.
EliminarUn abrazo.
La peor pandemia suele estar dentro de nosotros: el egoísmo, la falta de humanidad, la mentira, la intransigencia, el oportunismo... Los efectos suelen ser devastadores.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
El problema de esta otra enfermedad, Cayetano, es que no hay vacuna que la cure.
EliminarUn abrazo.
Si, Francisco. Encerrarse en uno mismo y sus propias ideas es estancarse. Hay que abrir los ojos y mirar las cosas desde diferentes perspectivas, eso amplia el espíritu, serena el alma y nos ayuda a empezar cada día con esperanza y solidaridad. Todos somos necesarios y tenemos un cometido en estos momentos para mejorar nuestro mundo.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo.
El problema, María Jesús, es que espíritu no mora donde la ambición sino que son antídotos, y sin espíritu no queda otra cosa que la ambición.
EliminarUn abrazo.
Y pensar que todos podemos ser buenos, malos o perversos, a la vez. Llevamos cualidades y defectos de la mano. Duermen escondidos como los virus que salen a flote en momentos determinados de pánico. Debemos tener dominio sobre nuestras reacciones imprevisibles. Recomiendo el libro "Ensayo sobre la ceguera" del portugués, premio Nobel, José Saramago.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco
Tienes razón, Ceciely, pero esa amalgama se da en ocasiones en todos, aunque siempre hay un aspecto predominante que es quien marca el carácter de la persona.
EliminarUn abrazo.
Estoy muy de acuerdo con el comentario realizado por Emilio Manuel, pues creo que en estos días tan difíciles, es cuando mayor número de egoístas se sacaron su título.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ciertamente está muy generalizado, aunque por fortuna no alcanza a la totalidad.
EliminarUn abrazo.
El egoismo es un "virus" muy peligroso, demasiado. Dios nos libre de
ResponderEliminarpadecerlo porque además no existe vacuna ni medicina que lo cure.El egoista siempre lo será.Saludos
Ciertamente peligroso porque todo lo subvierte, Charo.
EliminarUn abrazo.
No hay peor ciego, que el que no quiere ver lo que ocurre a su alrededor.
ResponderEliminarBesos
Y es que la vista está condicionada por aquello que es dominado por la voluntad.
EliminarBesos.
Hoy no tienen visión periférica ni los camareros.
ResponderEliminar¡Pobres camareros y hostelería en general, a la espera de recuperar el trabajo!
EliminarEl egoísmo es un mal de muchos por el mundo. Saludos amigo Francisco,.
ResponderEliminarDice el refranero "mal de muchos consuelo de tontos". No consuela, sino que inquieta que esté tan generalizado.
EliminarUn abrazo.