Contábamos los meses y los
días
hasta identificarnos con la
salida de los números
del bombo de la lotería,
goteando uno a uno con la
impaciencia
de saber si saldría el
nuestro
y mirando a la vida
desde un punto de vista
común.
Habitábamos la sencillez
y no aspirábamos a otro sol,
ni a otros espejos ni otros
palacios
que la simplicidad de
nuestros orígenes:
como meta un mismo techo
y la vida compartida.
Surcamos mares y
torrenteras,
vadeamos ríos y tuvimos que
escalar
alguna que otra cordillera;
dos cosechas, dos nardos
aromáticos
y vuelta al principio:
tú y yo frente a frente
cabalgando las olas de los
días,
con la mochila del pretérito
imperfecto
y asomados a la ventana
desde la que se vislumbra el
horizonte..
De nuevo instalados en la
espera:
la inmediata del
confinamiento sobrevenido
y la de atravesar, ojalá que
juntos,
el umbral de la nueva
dimensión.
Y mientras cotillearemos a través de la ventana,
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Las ventanas ha sido la vía de escape que estamos teniendo y ahora además tenemos una hora para salir a la calle, hacer deporte o simplemente caminar.
ResponderEliminarBesos
Desdecmis ventanas no veo ningún "horizonte" pero sí un cielo que me llena de esperanza a pesar de las adversidades.Saludos
ResponderEliminar"Con la mochila del pretérito imperfecto"nos relatas una vida en común con frutos y cosechas, que son garantía y buenas perspectiva para ese futuro, que ahora es presente sentido y poético, Francisco.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo.
¡¡¡¡Qué bonito!!!!!!
ResponderEliminarUna dicha estar asomada a la ventana contigo.
Juntos, asomados a la ventana llenos de amor por siempre. Lindo poema amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarUn placer es leer eata belleza de sentimientos.
ResponderEliminarFuerte abrazo.