Me duelen los vivos,
los vivos amenazados,
esa escandalosa cifra
impronunciable
que ha sido desarmada
como consecuencia de esta
pandemia,
sin saber ni cómo ni cuándo
recuperarán el camino de
vuelta.
Me duelen esos inquilinos
amenazados de ser lanzados a
la calle
y el sumatorio de recibos
que contabilizan en el debe.
¿Cómo hacer frente al día a
día
arrastrando el saldo
negativo anterior?
En los medios y en las redes
sociales
se discute si galgos o
podencos;
mientras ellos, los últimos
de la fila,
con la penosa costumbre de
comer cada día,
siempre pensando en lo mismo.
Claro que me duelen los
muertos,
en especial haberles dejado
sin funeral;
pero al menos ellos han
acabado
todas sus necesidades
y gozan para siempre donde
mana leche y miel.
¿Y los menesterosos? ¿Y ese
aluvión
millonario que ha perdido su
salario
quedando a expensas de la
misericordia?
Quienes han hecho el
tránsito hacia la Estigia,
hayan pagado o no el óbolo,
duermen en paz para siempre,
pero
¿cómo quedarse dormidos
cuando suena el órgano
en las tripas propias y en
la de los hijos?
La cuestión es, Paco, que muchos de esos muertos se deben a que hay muchos "vivos".
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Paco, a mí no sé ya lo que me duele. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarA mí me duelen todos: Los vivos, los muertos y hasta yo me duelo.
ResponderEliminarImposible quedarse dormido ante tanto dolor.Saludos
ResponderEliminarUn tema muy serio, Paco.
ResponderEliminarAbrazos.
Esta es la gran verdad que nos queda después del virus, Francisco. La crisis económica que nos duele y nos vamos a sentir responsables todos,porque Caritas no va a poder con tantos.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
Hola Francisco, es mi primera vez que ando por acá y me resultó muy interesante. Leí tu poema y realmente es así, preocupa esta situación en la el mundo cayó sin estar preparado.
ResponderEliminarCon mucho gusto te sigo y te dejo mi link. Saludo, Pat
https://entrelosrincones.blogspot.com
Ni galgos ni podencos. Un cruel trampantojo de la "sociedad" donde "vivimos".
ResponderEliminarAnna
Cuanto dolor amigo Francisco, por los muertos y por los vivos que agonizan no por el virus sino de hambre y sed. Un poema tan real como lo que estamos viviendo. Saludos.
ResponderEliminarMás que nunca, solidaridad.
ResponderEliminarLas secuelas son muy profundas.
Un abrazo fuerte.