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| Dibujo de ISA RAMOS |
Madrugada:
El astro se ha hecho pretérito,
tiempo dormido, ensoñación
que trota por entre elucubraciones.
Amanecer:
La penumbra es un bostezo de luz
desmochando abrojos
por la transitada senda del ayer.
Mañana:
La luz, en su renacimiento,
ha desbancado a las sombras
que se escabullen despavoridas.
Mediodía:
El fulgor es un destello perpendicular
que soterra las sombras sin piedad;
es el cénit que aplana.
Tarde:
Refulgencia esquiva y oblicua
que cae y se precipita
entre abundantes tenebrosidades.
Crepúsculo:
Resplandor opalino que languidece
abatido, derrotado
como cíclope vencido.
Noche:
Centelleo de astros menores
que titilan en la bóveda
olvidados de la fiera que duerme.
Sol:
Tiempo orbital, reiterativo,
que se enreda en la caracola
del espacio sin dimensión ni límites.
Querido amigo : D E S L U M B R A N T E !!!!
ResponderEliminarTodas las estrofas son magníficas. Me costó mucho elegir una. Me quedo con AMANECER.
Estos versos son un mimo para mi alma. ¡GRACIAS !
Te dejo un puñado de besos húmedos con el rocío del amanecer. ¡BUEN FIN DE SEMANA !!!
Muchas gracias, María del Carmen. Los mimos son el alimento del ánima.
EliminarBesos.
Ahora es madrugada, el tiempo dormido.
ResponderEliminarBien dicho Francisco.
Un abrazo.
No suelo dormir bien, pero hoy he tenido la suerte de hacer compás con el sol y dormir al mismo tiempo que él. Muchas gracias, Jaal.
EliminarUn abrazo.
Un precioso recorrido persiguiendo la luz y sus estadios junto a las sombras.
ResponderEliminarMe ha encantado leerlo mientras disfruto de la incipiente mañana.
:)
Besos.
Nuestra vida son ciclos de luces y sombras. Para mí el momento más bello del día es el amanecer, cuando todo está aun dormido y empieza a despertar y desperezarse.
EliminarBesos.
En torno a la luz y a las sombras y a medio camino entre la greguería y la reflexión poética. Me gusta la metáfora que alude al crepúsculo como un cíclope vencido, con ese ojo sanguinolento que se va apagando...
ResponderEliminarUn saludo.
Tus comentarios, Cayetano, son concisos y continuados, a la par que precisos. Gracias por tu cada día.
EliminarUn abrazo.
Sin luz no hay nada; gran recorrido a traves de todas las luces del día, incluido el crepúsculo y la noche, también necesaria. Abrazos y buen fin de semana.
ResponderEliminarTienes razón, Paco, es la oscuridad la que no existe, sino la ausencia de luz. Te agradezco tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Nunca leí unas veinticuatro horas más hermosas.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Pocas personas me dicen cosas tan hermosas continuamente, Elena.
EliminarBesos.
Francisco,te vi viajando al universo...para descubrir el instante en que brota esa chispa de luz,que es un grito de vida y de amor...Allí,subido sobre la cri del astro, fuíste un pequeño "bostezo",que atravesó la penumbra y renacía en un "fulgor"...para ser,después,"refulgencia" que cae entregada en un "crepúsculo" de generosidad resplandeciente...y finalmente esperaste a la noche,entregado y pleno de sentimiento...Mientras,el sol sonreía,sabía que eras parte de él...y se sentía dichoso de sentirte cerca...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande por esta maravilla,que nos dejas.
Feliz fin de semana,compañero y amigo.
M.Jesús
Ya me has demostrado tu generosidad, María Jesús, pero insistes y haces que me sienta importante sólo por tus referencias.
EliminarMe gustaría enviarte algo de forma privada, si te parece oportuno. Mi correo es: fespadav@gmail.com
Besos agradecidos.
Muy buena poesía, yo hubiera tenido que pensar mucho como describir cada parte del día. Un besazo.
ResponderEliminarNi te molestes: todo lo que he dicho es falso, una ilusión; en verdad el día no tiene divisiones como la espera del reloj, son convencionalismos humanos. Lo que hace es girar y girar como las aspas de un molino de viento o el burro en la noria.
EliminarBesos.
Bello desde el principio hasta el fin querido primo.
ResponderEliminarMe quedo con todos los momentos del día y de la noche porque cada uno tiene su singularidad. Besitossssssssssss
Haces bien, prima; que no te robe ningún instante algún desaprensivo, que los hay.
EliminarBesos acalorados.
Tienes un premio en mi blog. muassssssssss
ResponderEliminarMuchas gracias, Tamara. Me siento ufano y contento. Ya lo he recogido.
EliminarBesos.
¡Qué bonito, Francisco! Dar unas pinceladas de los diferentes momentos del día y de la noche, de los espacios álgidos de luz y oscuridad, así como de esos otros más tenues de sombra.
ResponderEliminarMe gustó especialmente esta imagen: "La penumbra es un bostezo de luz". Me parece bellísima.
Encantada de conocerte y de acompañarte.
Un abrazo.
Gracias, Isabel, por devolverme la visita. Nos seguimos viendo entre letras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustan tus percepciones novedosas sobre el tiempo. Echo de menos el Ocaso... has pasado por encima con el crepúsculo ¿lo dejaste fuera adrede?...
ResponderEliminarPrecioso, es solo por no ponerte un 10:-)
Bss
Más que injusta exigente, Katy, ¿no te parece?. Sabes que hay dos crepúsculos cada día: cuando amanece y cuando se pone el sol, ese claror previo a que se haga de noche, que no es otra cosa que el crepúsculo es y sabes que es al que me refería; pero evidentemente no te quito la razón y haces bien en restarme puntos, no sea que me engría.
EliminarBesos.
Jajaja muy buena respuesta. Claro que sabía a la que te referías pero quería leer tu respuesta:-) No creo que seas una persona engreída, te considero inteligente.
EliminarBss.
Eso es afecto, Katy. ¡Claro, como como tantas veces en tu mesa!
EliminarJajaja.
Besos.
Maravillosa forma de describir todos los momentos del día , Francisco , eres único escribiendo y te lo digo de todo corazón , no es "peloteo" ni muchísimo menos , me gustan mucho todos los momentos del día pero me siento especialmente llena de energía por las mañanas que es cuando vamos descubriéndo el transcurrir del día .
ResponderEliminarUn abrazo
Pues el atardecer bajando de tu pueblo hacia San Pedro Alcántara, Gibraltar al fondo y el sol poniéndose por encima de Estepona y Manilva no es ninguna tontería. Gracias por tus palabras, Charo.
EliminarBesos.
Ha sido una certera descripción poética de la secuencia diaria. Quizás sea el mediodía el que nos enseña todo como es, gracias al fulgor del Sol en ese momento en el que no hay sombras, que yacen aplastadas, ocupando ocultas el pequeño espacio que hay bajo nuestras plantas; es el momento en el que vemos y se nos ve todo claro y real. Un saludo.
ResponderEliminarEl mediodía en invierno es una delicia, pero en verano... Pero es cierto, es el momento en el que todo luce en su esplendor.
EliminarUn abrazo.
Una preciosidad tu poema.... pero te ha faltado algo.. Y la luna?? .. la mágica luna... ( en espera quedo de leerte sobre ella ( guiño ))
ResponderEliminarUn enorme y dulce abrazo ( dos siempre )
¡Es increíble, quien saber conocer bien lo que ha escrito que lo deje abierto a la opinión de todos! Cada persona tiene su ángulo de visión y a ti te faltó la luna. Pues ¿sabes, Aris? La luna estaba entre el centelleo de astros menores. Gracias por leerme con tanta atención y por el segundo abrazo.
EliminarBesos.
Hola Francisco, que bonito como has escrito las horas del días.
ResponderEliminarRealmente tienes razón, sin la luz del días, de la noche o del alba no somos nada. La luz es la que nos evade de las tiemblas y con ello de la depresión. Si todo fuera noche o gris la tristeza invadiría la mundo.
Hermosos versos.
Saludos y besos
¿No te has dado cuenta, Isa, que he usado uno de tus cuadros para ilustrar mi poema? Además he puesto el vínculo de tu blog, para que todos te conozcan. Gracias por tus palabras.
EliminarBesos.
Hola Francisco, sí, si me he dado cuenta pero me gusta ser discreta. Graciasssssssssssssssss
EliminarSaludos y besos
Yo no lo he sido, y hasta he dejado el enlace a tu blog. A cada quien hay que darle lo suyo. Como me has autorizado, seguiré usando tus dibujos, ¿te parece?
EliminarBesos.
Como tú deses Francisco, no hay problema. Pero date cuenta que mis dibujos y mis pinturas son infantilonas :-) Te van a confundir igualmente como si fueras un chicuelo por tus gustos.
EliminarGraciasssssssssssssss
Saludos y besos