El viento silabea su melodía fresca
pronunciando insistentemente tu nombre
con ecos eufónicos y festivos.
En la playa ondea bandera amarilla,
en mis costado,
muy cerca del corazón,
flamea un pendón blanco,
un amor escamondado
que ilumina tus trastiendas
y saca brillos y destellos inusitados.
La mar está ciertamente picada,
pero me basta contemplar tu estela
para saberme en el buen camino.
No puedo. No sé interpretar
todo lo que el viento, la mar
o cada una de las olas
me comunican de ti;
pero todo concuerda
en arribar, serenarme y renovar
cada uno de mis sentimientos.
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