Aquí estoy,
en plenitud esperanzada,
después de tantos atardeceres
y tan ilusionantes nuevos días.
Me sigue deslumbrando
el destello de una mirada franca,
la sonrisa traviesa de un niño.
La pose coqueta de una jovencita
que ensaya a ser mujer
y la visión confiada de la anciana
que acata el devenir,
aunque conoce el final del cuento.
Me sobrecoge la prepotencia de algunos,
la ambición sin límites
de quienes no conocen
las cotas de sus vastos dominios,
el plagio como sustituto de los dones;
también me enerva la intransigencia
de quien mide al otro
con los recovecos de su envidia
y a todos multiplica por cero
con gesto generoso…
Y aquí estoy, en plenitud esperanzada,
resistiéndome a ser vencido.
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