Nunca imaginé que para hablar de ti
serían necesarios arpegios de violines
salpicados de profundos silencios.
El silencio es algo que se me da bien.
Cuando estoy frente a ti, cuando te pienso,
enmudecer viene a ser mi estado natural.
Es un mutismo sordo que me atolondra
y se balancea entre corcheas y fusas
como el que sueña en el profundo vacío.
No es que tú no tengas tu propia melodía,
es mi torpeza la que no atina
con dos emociones a un tiempo.
Mis estímulos hacia ti son tan excitantes
que a veces suena toda una orquesta,
y otras pasa de puntillas
por el deshielo de un silencio sepulcral
que se mece sin columpiarse.
Tan solo entremezclar en mi mente
tu nombre con cualquier melodía,
a condición de que no sea estridente,
o fijarme en el subrayado de la tuba
con el que ennoblece cada requiebro…
Música es tu nombre, o debería serlo.
que cagada de blog
ResponderEliminarles gusta coger o ya no cogen?????
ResponderEliminar