Tanta noticia terrible
y el mundo sigue empeñado
que otra vida no es posible.
El tiempo pasa volando,
pero mi empeño es tan terco
que por ti voy suspirando.
A veces miro a quien fui,
pero no me gusta ver
en lo que me convertí.
Una pena y otra pena,
pesares en grado sumo
que mi penar desconsuela.
Aquello que quise ser
lograrlo no he conseguido,
ni sé cómo voy a hacer.
Si yo pudiera borrar uno a uno mis errores
no tendría que dar razones
y tan solo comenzar recavando tus perdones.
Mientras que vivo yo esté,
ondearé la bandera
que me gane tu querer.
Ya me callo, punto en boca,
no puedo seguir cantando
a tus entrañas de roca.
Lo dicho...hay que leer a los que saben escribir ...olee y olee...bss
ResponderEliminarTodos aportamos algo en la diversidad, Diva.
EliminarUn abrazo.
El mundo si que quiere otra vida posible, son los grandes poderes los que hacen sus beneficios a costa de la guerra y de la muerte de los pobres.
ResponderEliminarY creo que hay que seguir cantando y leyendo poesia, es lo que están haciendo la mujeres afganas cuando le han prohibido hablar en público.
Un abrazo.
Creo que es muy poco lo que podemos hacer por esos países donde de facto no existe la mitad de la población o no cuenta para nada, pero no lo podemos aceptar ni callar, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Hay mucha injusticia en la vida y quien calla otorga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Evidentemente que es así, Antonia, por eso no nos debemos callar.
EliminarUn abrazo.
No, no te calles nunca
ResponderEliminarQue mis entrañas se iluminan como el sol cuando despunta.
Un abrazo
¡Qué bello, Merche, lo que me has dicho!
EliminarUn abrazo.
Debe ser muy difícil hacer poesía de la cotidianidad. Tú lo bordas
ResponderEliminarTú sabes bien que fáciles hay muy pocas cosas. Muchas gracias, Tracy, por tus palabras.
EliminarUn abrazo.