Llueve, aunque solo en mi deseo;
la brisa se agita entre las ramas
y en especial en el rellano de mi anhelo.
Amarillea el ocre llamando a rebato
antes la inminente caída.
Como las personas en las playas,
en el parque ha comenzado la desnudez
y el color cárdeno es el anticipo
de la desbandada por los suelos.
Han desprecintado la fuente y vuelve a correr
con la misma alegría que los niños chapotean
los charcos camino de la escuela
y sus madres se desgañitan en vano.
Todo es verdad, aunque en los recovecos
de la memoria, y esta se excita y se remueve
tratando de ser finalmente actualidad.
Es el deseo de muchos, que llueva, lo que no se ve es a los niños chapoteando entre los charcos, van ensimismados al colegio mirando la pantalla del movil, hoy los niños vuelven limpios a sus casas.
ResponderEliminarUn abrazo.